• 26 abril, 2024

24 muertos en atentados en la jornada electoral iraquí

Rondas de morteros y bombas junto a la carretera explotaron cerca de los centros electorales en Bagdad y algunos otros lugares, en una campaña coordinada para arruinar los segundos comicios parlamentarios desde la invasión liderada por Estados Unidos en 2003.

El rumbo político de Irak será decisivo para los planes del presidente Barack Obama de reducir a la mitad el número de soldados estadounidenses durante los próximos cinco meses y abandonar el país completamente para finales de 2011.

También será seguido de cerca por las compañías energéticas que se han comprometido a invertir miles de millones de dólares en los vastos campos petroleros iraquíes.

En el atentado con más muertos, doce personas fallecieron en una explosión en un edificio residencial en Bagdad, dijo una fuente del Ministerio del Interior. Cuatro personas murieron cuando otro bloque de viviendas fue volado en la capital. Un cohete Katyusha mató a cuatro personas en otro punto de la capital, de siete millones de habitantes.

Al menos 65 personas resultaron heridas en todo el país.

El responsable de seguridad de Bagdad, el general Qasim al Musaui, dijo que la mayoría de los ataques con cohetes y bombas de mortero habían sido disparados desde distritos suníes de la ciudad y sus alrededores.

«Estamos en un estado de combate. Estamos operando en un campo de batalla y nuestros guerreros esperan lo peor», dijo.

El Estado Islámico de Irak, una rama de Al Qaeda, advirtió a los iraquíes de que no asistan a votar y prometió atacar a quienes lo hagan.

Los votantes del país, dividido étnica y religiosamente, pueden escoger entre los partidos islámicos chiíes que han dominado Irak desde la caída de Sadam Husein y sus rivales laicos.

El primer ministro iraquí, el chií Nuri al-Maliki, instó a todas las partes a aceptar los resultados de los comicios.

«Quien gane hoy podría perder mañana y quien pierda hoy, podría ganar mañana», declaró después de emitir su voto en la fortificada zona verde de Bagdad.

Uno de los rivales de Maliki, el ex primer ministro Iyad Alaui, ya se ha quejado de irregularidades en el inicio de la votación. La lista laica de Alaui está recurriendo al enfado de la población con los años de conflicto, los malos servicios públicos y la corrupción, y espera lograr el respaldo de los suníes, la minoría que dominó el país en el pasado.

Cerca de 2.600 candidatos de 86 facciones compiten por los 325 escaños del Parlamento. No se espera que ningún bloque logre la mayoría, y la formación de un Gobierno podría llevar meses, lo que podría suponer un vacío de poder del que podrían aprovecharse grupos armados como Al Qaeda.

Pocas elecciones en Oriente Próximo han sido tan disputadas como ésta. Su conducta podría determinar la forma en que la democracia de Irak afecta a la región, acostumbrada a reyes y presidentes vitalicios.

«Hoy es el día en el que los iraquíes hablan, mientras otros guardan silencio», declaró Ammar al Hakim, líder chií del Consejo Supremo Islámico Iraquí, tras votar.

Maliki, cuya coalición Estado de la Ley se atribuye la mejora en la situación de seguridad desde que el conflicto sectario alcanzó su punto álgido en 2006-07, afronta el desafío del ISCI y sus ex aliados chiíes, que son criticados por los integristas suníes, que los consideran peones del vecino Irán.

En contraste con las elecciones de 2005, los iraquíes pueden votar por candidatos individuales en esta ocasión, no sólo por listas de partidos.

«La democracia en Irak es caótica. Todos mienten», dijo Abdul Rashid al Tamimi, un trabajador de la ciudad chií de Nayaf.

«La única razón por la que voto es porque es una lista abierta y conozco al candidato personalmente. Puedo hacerle responsable si no cumple sus promesas», afirmó.

Comentarios