• 23 abril, 2024

Crisis política reimpulsa movimientos sociales en Brasil

Crisis política reimpulsa movimientos sociales en BrasilRío de Janeiro, (ANDINA),- Los movimientos sociales, activados por la batalla en torno a la inhabilitación de la presidenta Dilma Rousseff, alimentan las esperanzas de la reconstitución del sistema político de Brasil, convertido en tierra arrasada por los escándalos de corrupción.

«El momento es de la sociedad civil», resumió a IPS el cientista político Breno Bringel, quien investiga el tema como profesor del Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro y confía en la juventud de las periferias como fuerza renovadora.

Rousseff, acusada de fraudes fiscales en un proceso parlamentario en que ya votaron en su contra 71,5 por ciento de los diputados, difícilmente escapará del juicio político y de la destitución.

También los principales líderes y partidos son acusados por la fiscalía de haber recibido fondos desviados de la empresa petrolera estatal Petrobras y otras grandes compañías.

Las masivas manifestaciones callejeras que se suceden en Brasil desde 2013 destaparon un fuerte rechazo a los políticos. Los activistas a favor de la destitución de la presidenta abuchearon y expulsaron a líderes opositores que buscaban incorporarse a las protestas.

Los actos en defensa de Rousseff no adoptaron la actitud antipolítica, pero buena parte de los presentes puntualizó, con sus pancartas «por la democracia», que no estaban allí en apoyo al gobierno, sino para rechazar el proceso de inhabilitación, por considerarlo antidemocrático y producto de una ofensiva de la derecha.

«Es el fin de un ciclo», otro tipo de movilizaciones callejeras deberá predominar ante la posibilidad de que Rousseff sea suspendida de la Presidencia, probablemente el 12 de mayo, y asuma un gobierno encabezado por el vicepresidente Michel Temer, vaticinó Bringel.

La presidenta brasileña sería separada del poder para responder a un juicio ante el Senado, en un proceso que puede prolongarse por hasta 180 días, con investigaciones, testimonios y debates que culminarán en un fallo final sobre su destitución definitiva o absolución.

El centro del nuevo ciclo serán las cuestiones urbanas, como derecho a la ciudad y mejores condiciones de salud, educación y vivienda, aunque no se pueda prever que demandas movilizarán más activistas, matizó.

Su referencia de esa nueva tendencia son las protestas desatadas en junio de 2013 por un grupo de jóvenes que tumultuaron las calles de la sureña metrópoli de São Paulo y de otras ciudades, para combatir el alza de los transportes colectivos locales.

La agitación, que cuestionó la representatividad de los poderes constituidos, se diseminó por el país, incorporó numerosos participantes y demandas, incluyendo el boicoteo contra la Copa Mundial de Fútbol de 2014, degeneró en cruentas confrontaciones callejeras con la policía y se extinguió naturalmente.

La oleada actual de manifestaciones, iniciada en marzo de 2014, volvió al formato tradicional de lucha por el poder, entre los que promueven la destitución de Rousseff, buena parte sin querer ser confundidos con los partidos opositores, y aquellos que la defienden.

Pedro Stédile, líder del Movimiento de los Trabajadores Rurales sin Tierra (MST), sostuvo que los «golpistas», como califica a Temer y a los opositores, «tendrán vida corta porque no tienen un programa para solucionar las crisis económica, política, social y ambiental, ni representan la mayoría de la sociedad brasileña», sostuvo.

Stédile cree que Brasil vive un momento de «ascenso del movimiento social», con centenares de actos políticos y manifiestos con millones de firmas en este año.

Con los partidos nacionales, incluso el gobernante Partido de los Trabajadores, amenazados de «implosión», las iniciativas de la sociedad civil «pueden inspirar nuevas fuerzas políticas», pero «la tendencia es que no florezcan, por falta de líderes», lamentó.

Su esperanza es que «tenga un fruto interesante el gran aumento de la población universitaria del país en las últimas décadas», con cuotas para pobres y negros, es decir «con más gente del pueblo», que a largo plazo debe resultar en creatividad social y política. «La historia es una sorpresa permanente», concluyó.

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