• 19 abril, 2024

Cuentos Sociales

Marcos-Sanchez-fiesta-electronica.jpg«Fiesta Electrónica»

De Marcos Sánchez

Uno de los aspectos más interesantes del conocer, es ver cómo impacta a comunidades el hecho de hacer suya alguna práctica en particular.

Por prejuicio o simplemente vergüenza, a mucha gente no le gusta preguntar sobre lo que no conoce.

Cree o entiende que al hacerlo, será objeto de ácidas críticas o a lo mejor, le echarán a un lado por simplemente desconocer sobre algo.

La primerísima vez que escuché música basada íntegramente en elementos electrónicos fue en 1983. Se trataba de la canción “Let The Music Play” de la estadounidense Shannon. Ritmos sincopados con un fuerte sonido de batería más unos cuantos aderezos latinos, eran en sí el movimiento Freestyle.

La concentración del ritmo tenía una sólida legión de seguidores en Nueva York, puertorriqueños en su mayoría, ya que el creador del nuevo género era de ascendencia boricua.

Como nos es inherente, los dominicanos son sinónimos de «la ciudad que nunca duerme», porque aunque no llegaron junto con los puertorriqueños, su presencia se hizo sentir bastante rápido.

De ahí, que todo el que gozaba de un visado (escasos en ese entonces) norteamericano, traía consigo medio avión de ropa, ropa ésa comprada mayormente en un mercado de pulgas por cierto y había otro tipo de viajante que por su cultura, traía música. Así se proliferó en todas las discotecas del país en un abrir y cerrar de ojos.

La música electrónica era considerada de baja categoría, porque todo prácticamente era secuenciado vía un sintetizador y al intervenir una sola persona programando el instrumento, las grandes disqueras obviaban ese ejercicio musical.

Pronto y al igual que el DJ, la música electrónica pasó de las discotecas a la radio y de allí a grandes escenarios y brevemente los DJs gozaban de reputación mundial ganando abultadas cantidades de dinero en conciertos totalmente llenos que en muchos casos, congregaban hasta 50 mil almas decididamente dispuestas a celebrar y defender su predilección musical.

Nuestro país, por tener un constante bombardeo cultural tanto europeo como estadounidense, la fiebre llegó aquí simultáneamente.

Hace un par de años, Jesús, uno de mis dos sobrinos que se criaron conmigo, veía cristalizado su sueño de ser el responsable en organizar la primera fiesta electrónica masiva en La Romana. Tomó como escenario el nostálgico club Casa de Puerto Rico.

Jesús sabía de antemano que era popular y sin pensarlo, procedió a capitalizar esa popularidad obtenida entre sus amistades que conoció trabajando como asistente de cocina en un restaurant de La Marina. El apoyo fue magnánimo. El día del gran evento me pide algunos tips y una que otra asistencia…

-“Tío yo voy a queré que uté me ayude con la caja y me dé un litado de grupo’ que uté considere son bueno pa’mi fieta eletrónica”.

-“Por supuesto Jesús. Sobre la caja, vamos a tener a mi hija y ve a este website donde encontrarás todo tipo de DJs famosos”, le digo.

-“¡Muy bien!. ¡Gracias tío!”.

Los patrocinadores apoyaron al muchacho como si se tratara de un asunto único y una importante licorera le cedió toda la gama de sus productos. La contra parte, la ligó con una compañía cervecera.

Ya en la fiesta, para mi asombro, la desmesurada cantidad de jovencitos asistentes era continua y mis cejas no dejaban de elevarse a medida que pasaban los minutos.

Mi función primordial era supervisar las funciones de mi hija en caja ya que se trataba de dinero en efectivo y por supuesto, el apoyo moral hacia mi sobrino.

-“¡Papi, cuanta gente! ¡No sabía que Jesús era tan popular!”, me dice mi hija.

-“Tampoco yo. Hay muchachos de todas las escuelas tanto públicas como privadas y uno que otro instituto y gente de La Marina. Estoy realmente sorprendido con la capacidad de congregar gente que tiene este muchacho”, opino.

-“Ja,ja,ja ¿te estas poniendo nostálgico, daddy?”, me dice entre sonrisas.

-“Je,je,je no que va!. Lo que pasa es que en mi época las cosas no eran como ahora. No obstante me siento bien estar aquí”, le digo.

-“Bueno papi, quería pedirte que después de terminar mi turno en caja me permitas compartir un rato en la fiesta”, me solicita.

-“Claro que sí bebé. ¡Eso sí! No nos vamos de aquí a las 3 de la mañana je,je,je ¿OK?”, sentencio a sabiendas de la inminente amenaza de extender ese permiso debido al desfile de amiguitos de su colegio que estaban allí.

Termina mi hija su turno y es sustituida por otra persona allegada a mi sobrino. Miro el reloj y marca las 10:30 PM. En eso veo unas cuantas madres que habían decidido quedarse a esperar a sus hijas. Se me acerca una:

-“¡Hola Marquito!. ¿No me digas que esa muchacha es tu hija?”, en tono de asombro.

-“¡Eso es así!. Creció en dos días”, le digo.

-“¡Mira que bien!. Tú eres el único padre que ha venido a chequiá su muchacha”, me dice como apoyando el hecho de que hayamos coincidido allí.

-“Bueno en realidad no pretendo estar aquí mucho rato. Mi sobrino es quien organiza la fiesta y ya hablé con ella de irnos temprano”, le comento.

-“Así mimo. Yo a la’ do’ mía le dije que yo no me voy a acotá talde”, expresa con rostro de no estar mucho en ese ambiente.

Llega un muchacho amigo de mi sobrino y me dice:

-“¡Oiga don! Me dijo Jesú’ que uté fue quien le dio to’esa música”, con vaso de trago en mano y fumando o al menos, eso pretendía.

-“Sí, intenté darle un buen listado. ¿Mira y qué edad tú tienes para estar fumando?”, le pregunto.

-“¡Oh don! Je,je,je 17! ¡El viejo mio e’cool así como uté y él ya lo sabe!”, y se da un largo sorbo. En eso anexa:

-“¡Mire! yo pensaba que uté era un pasao’, pero esa música ta’buena don. ¿Uté oía esa vaina cuando joven?”, se da otro trago y ésta vez inhala su cigarrillo.

-“No era la misma música, o sea tan rápida como ahora, pero se puede decir que escuché los inicios de lo que oyes hoy en día. En síntesis, sí. Escuché música electrónica a tu edad”, le digo

-“¡Bueno voy pa’rriba cuídese don!”, se despide y se marcha.

En eso llega mi hija y me dice que está asentada cerca de la cafetería para su rápida ubicación para cuando decida retirarnos. Le digo que está bien que le aviso y vuelve a su entorno.

Me siento desde una parte que me daba una amplia perspectiva del ambiente. Estaba en un lugar estratégico ya que no deseaba que mi hija interpretara que la estaba acosando. Me sentí medio obsoleto por un rato al ver tanta energía juvenil congregada allí.

Miré mi reloj y eran apenas las 11:00 PM y el asunto no aparentaba ceder en ningún momento. Miré brevemente al pasado y ambienté mi imagen en el lugar, pero en aquel entonces, las cosas eran dramáticamente diferentes y ‘al volver al futuro’, comprendí que ya estaba en otros tiempos y evidentemente no era aquel muchacho.

El tiempo pasó casi inadvertido y mi reflexión se vio eclipsada al escuchar la delicada voz de mi hija:

-“¡Papi! ¿Qué te pasa?. ¿Por qué estas aquí solito?. ¿Quieres que nos vayamos?. Es la 1:30 AM”, me dice al momento que me abraza.

-“No pasa nada amor. Simplemente me ubiqué aquí para dejar que disfrutaras de tu fiesta y no frustrar tu momento”, le digo en tono cálido.

-“Papiii… ¿de qué estas hablando?. ¡Tu presencia aquí me llena de orgullo!. ¡¿No te das cuenta de que todo el que está aquí baila por la música que tú elegiste?!. ¡Mira! Si estas cansado nos vamos, ¿si?”, me comenta súper contenta.

-“Bueno, no lo había visto desde ese punto de vista. Seré honesto contigo como siempre lo he sido mi amor. Estoy cansado de verdad, pero éste es un momento que jamás volverá y además te has ganado estar aquí. Nos iremos en media hora”, le digo.

-“¡Está bien! ¡Por mí si quieres, nos vamos ahora Daddy!. ¡Pero hay alguien que quiero que conozcas!”, me dice riéndose.

-“Amor, no creo que sea el momento para presentar admiradores”, le digo.

-“¡Es alguien maravilloso!. ¡Ven Daddy!, te lo presento y nos vamos de una vez!”, insiste.

Por fin accedo a ir y en eso sabiamente me va metiendo en la pista y me pide que baile con ella. Ya metido en el lío y con esa música ultra mega alta, me acerco a su oído y le pregunto en tono un poco alto:

-“Bebé: ¡¿y dónde está tu maravilloso admirador!?”.

Se aleja a poca distancia de mí con una abierta carcajada, retorna a mí y en el mismo tono de voz me dice:

-“¡Tonto! ¡Esa persona eres tú!”.
Salimos de allí a las 4 de la mañana. Jesús, actualmente está en Argentina perfeccionándose como Chef profesional, vendió más de 100 mil pesos aquella noche.

Comentarios