• 26 abril, 2024

Cuentos Sociales

De Marcos Sánchez

»La Prudencia»

En 2008 un amigo y ex profesor de Inglés me había hecho gestiones en una importante compañía tour operadora en el área de Bávaro para ver si me interesaba ser parte de la empresa.
Se trataba de una especie de ‘club de vacaciones’ en donde uno tenía que venderle paquetes de vacaciones a parejas que venían a descansar al país y en algunos casos, reservar esas vacaciones para un viaje futuro.

Accedí a ir a una entrevista. Al llegar al sitio había una elegantísima fémina a mi lado, que para serles franco, parecía la dueña o gerente del lugar. Ella estaba inmersa en una cotidiana conversación telefónica.

Antes de sentarme, la saludé y me miró de forma escaneada de arriba hacia abajo y no devolvió el saludo. En eso llega otra joven con un aspecto desaliñado, pelo desarreglado y con humor de pocos amigos.

La ‘telefonista’ me miró como buscando respuesta sobre el look de la recién llegada y su mirada vendía la clásica frase “¿Y esta tipa?”. Terminada la conversación, sin reparos comienza a hablar de forma más obvia que insinuante:

-“¡Yo no sé cómo es posible que hoy en pleno Siglo 21 existamos mujeres que no reparemos en nuestra apariencia!”

La joven desarreglada le dice:

-“Es cierto con tantas opciones de accesorios, productos de belleza y tanta variedad de ropa”

-“Perdona que te pregunte, pero ¿tú piensas entrevistarte con esa facha?”, le dice ‘la telefonista’

-“¡Para nada!

-“Bueno mija, excúsame que te lo diga, pero debes ponerte presentable mi amor”, le dice en tono arrogante la telefonista.

-«Sí. Gracias por tu observación. Ya veré qué haré»

Pasan unos minutos y la desaliñada se pierde retirándose por una puerta al final del pasillo. En eso, aún sin dirigirse a mí directamente, la telefonista dice en voz alta

-«¡Yo te digo a tí! ¡Hay que ver vainas en este país!»

Llegó la hora de la entrevista y me hicieron pasar. Al entrar, miro totalmente conmocionado a mi entrevistadora

-«Buenos días…»

-«¿Sorprendido?»

-«Bueno, sin ánimos de malinterpretaciones. Sí, ¡bastante!»

-«No se preocupe. Soy la Gerente de Recursos Humanos de la compañía»

-«Es que…»

-«Je,je,je. Está sorprendido por el rápido cambio de apariencia. Lo entiendo. Lo que pasaba era que estaba esperando la llave de mi oficina que se me quedó en el apartamento al salir de prisa para llevar a mi hija al colegio”

-«Comprendo», le digo todavía impactado

-«Por fortuna, aquí en mi oficina tengo ropa, un baño y accesorios para arreglarme antes de que inicien las entrevistas. ¡Bueno iniciemos!”

Me entrevistó y al salir había más personas en espera a ser entrevistadas (incluyendo la telefonista), me despedí y me retiré del lugar.

Salí a la autopista y con suerte encontré un autobús. Tras unos cinco minutos de trayecto, llaman por radio al chofer y le dicen que se pare frente a una rent-car del área para hacer un intercambio de pasajeros ya que el vehículo que llamaba presentaba problemas.

El chofer pidió excusas por la abrupta parada y nadie se quejó. Llegan los pasajeros transferidos, algunas siete u ocho personas y dentro de ellas estaba ¡la telefonista!. Miró rápidamente dónde sentarse y decidió hacerlo al lado mío:

-“¡Oh mira que coincidencia! volvemos a encontrarnos”, me dice en tono sarcástico.

-“Así es…”, respondo ultra escueto.

-“¡Bueno estando tú aquí supongo que ya te entrevistaste!”, me dice.

-“Eso es así. ¿Y tú, te entrevistaste?”, le pregunto.
-“Sí, y me dijeron de una vez que mi perfil no coincidía con la visión de la compañía”.

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