• 18 abril, 2024

Cuentos Sociales

Marcos Sánchez

«La Misántropa»

De Marcos Sánchez
Posiblemente el caso más curioso que me haya pasado como Profesor de Inglés me ocurrió en 2005.
un amigo me recomendó con los padres de una estudiante quien gracias a la Internet, se había transformado totalmente en una misántropa y para colmo de males con auténticos ribetes de ermitaña:

-“Oye esa gente son conocidas mías desde hace mil años. No tengo que decirte cómo hagas tu trabajo, pero esmérate lo más que puedas”, me dije empeñado el amigo.

-“Da la impresión que evidentemente tienes un gran compromiso moral con esta gente. No te preocupes. Tu amiga es adulta y si es tan dedicada como dices, después de la evaluación sabré qué tan rápido aprenderá”

-“Bueno ojalá…”

-“¿Cómo que ojalá? ¿No me dijiste que la muchacha era un cerebrito?. Por qué tienes esa cara?”

-“Es que no te había dicho algo…”

-“Buenas tardes. ¿Es usted el Profesor?”, interrumpe el padre de la joven.

-“Sí, señor. A sus órdenes”

-“Con la referencia suya creo que podrá ayudarnos con nuestra hija”

Me quedo en el limbo al escuchar el tono en que el caballero expresó eso de “ayudarnos” y miro disimuladamente a mi amigo en búsqueda de una respuesta que sabía no existía…

-“Cuente con nosotros señor. Su hija aprenderá a dominar el idioma al expresarse, escribirlo y escucharlo”

-“Bueno si, pero a su madre y a mí lo que nos interesa es que usted haga énfasis en la parte psicológica. Su buen amigo aquí nos dijo que usted era un magnífico psicólogo, ¿no?”

-“Bueno, francamente llamarme psicólogo como tal no lo soy. Se debe implementar cierto tipo de psicología al impartir docencia, pero psicólogo certificado no lo soy señor”

-“Bueno la recomendación que el amigo aquí presente nos dio es que podría ayudarnos y confío en usted. Ahora si me disculpa debo retirarme a trabajar. Mi esposa le atenderá en lo adelante”

Se retira afablemente el señor y me dirijo con cara de preocupación a mi amigo

-“Me imagino que vas a explicarme en qué lío me has metido”

-“Lo que pasó fue que hacía muchísimo tiempo que me habían pedido que los ayudara con su hija y la única persona que me llegó a la cabeza fuiste tú. Qué sé yo, lo de la psicología fue un alarde para adornar el asunto”

-“¡Pero tú sabes perfectamente que no soy un profesional de la conducta!. Lo mío es mi clases de inglés y si tu amiga lo que necesita es alguien que le ayude en su carácter, que le busquen la persona indicada”

-“Oye, cálmate men. La muchacha lo que tiene es un alejamiento por estar pegada a su PC casi todo el día. Como tu lees tanto, se inventó el asunto de tomar clases y así poder alejarla de esa cuestión”

-“¡Esto es increíble!. Te advierto que si me topo con alguien llena de arrogancia, justo ahí se acaba mi participación en esto”

Nueva vez, se interrumpe la conversación al llegar la madre de la joven

-“Buenas tardes Profesor. Le ruego me disculpe por la espera. Siéntase en confianza que nos recomendaron muy bien sus servicios. Mi hija está en la segunda planta en la tercera puerta después del cuadro familiar”

Se retira la señora y de paso se lleva a mi amigo. Me dispongo a subir las muy bien cuidadas y limpias escaleras y al llegar al pasillo, veo el enorme cuadro mencionado con un enmarcado que valía todas las horas de clases que había impartido en mi vida.

Toco la puerta y una sutil voz responde:

-“Pase, está abierta”

-“Buenas tardes. Supongo que ya te informaron quien soy”

-“Si. No se moleste. Mis padres piensan que necesito otro tipo de distracción y por eso le mandaron a buscar”

-“Comprendo. Quieres decir que en realidad no necesitas estas clases”

-“Bueno, no es que soy una supermana en el Inglés, pero me defiendo”

-“Ya. Si no te importa, ¿te puedo preguntar algo?”

-“Si, por supuesto. Siéntese donde desee”

-“¿Cuántas horas diarias le dedicas a la Internet?”

-“¡Uff! Imagínese desde que me sacaron de la escuela vivo pegada a mi PC”

-“Navegas entonces unas 3 ó 4 horas…”

-“¡Jajajaja para nada! Hay días que ni salgo de aquí. Desayuno, almuerzo y ceno en mi habitación”

-“Y tus amistades, ¿qué con ellas?”

-“Mis amigas y yo chatiamos. Estoy siempre disponible, ¡aunque debo decirle que hay veces que me irrita no poder conectarme!”

-“Bueno con el grado de tensión que veo tienes y la fijación con tu mini portátil, no creo que podamos iniciar las clases”

-“¡Tensa yo, no que va!. ¡Mire! Hagamos algo: usted me hace preguntas de un tema en particular y yo le respondo mientras estamos conectados. Me imagino que en ese bulto hay una portátil”

-“Si, es una portátil, pero no vine a darte clases virtuales. Otra pregunta: ¿qué tiempo tienes sin salir a la calle?”

-“¿Salir!? Jajajaja ah pero ¡¿y en qué planeta es que usted vive?!. Con lo loca que está la gente en la calle, prefiero quedarme aquí en mi cuarto. ¡Total! Tengo todo lo que necesito. Puedo chatiar con mis amigas, descargo música para mi iPod, veo películas y vídeos, leo libros, me tiro fotos para subirlas a la red, etc, etc”

-“Comprendo. ¿Me puedes por favor llamar a tu papá?”

-“¡Claro!, pero no me diga que usted ya se va. ¡Aún no hemos comenzado!”

Al hablar con el señor le pedí también que le indicara a su esposa ya que necesitaba hablar en presencia de ambos. Contentos al llegar, nos sentamos en la sala y puntualmente les dije:

-“Señores, les parecerá extraño lo que les voy a decir, pero es importante que presten atención”

-“Díganos Profesor, ¿qué le pasa a nuestra hija?”

-“Su hija ha desarrollado una dependencia en el uso de la Internet que aunque no creo que exista el término, se le puede llamar internetpatía”

-“Pero ¡¿y es grave eso?!”, pregunta la señora.

-“Su hija lo que necesita es desentenderse de la Internet. Ustedes deben dedicarle más tiempo como familia. Está claro que hay que buscarle ayuda psicológica para que sociabilice en el mundo real. Tanto tiempo en la red la ha convertido en una misántropa”

-“¡Ay Dios mío! ¡¿Y qué enfermedad en esa?! ¡Díganos por favor!”

-“Señora, cálmese. El misántropo es alguien que detesta reunirse con otras personas. Indirectamente tantas horas en la Internet ha acelerado el proceso”

Me dieron un poco escépticos las gracias y como no se trató de una clase real, le dije al señor que no había problemas encima de la persistencia de pagarme “algo”.

A inicios de 2010, me encontré con la joven y sus padres en un centro comercial de Santo Domingo. No se parecía en nada a la muchachita de cuatro años atrás y el contraste actual, le caía como anillo al dedo.

-“Profesor ¡¿cómo está usted!?”

-“¡Bien! ¡Que gusto verles juntos después de tanto tiempo!”

-“Si el tiempo vuela. Mire y díganos, ¿cómo le ha ido en sus terapias psicológicas?”

-“No se ofendan, pero no soy psicólogo. Simplemente noté algo que su hija necesitaba y ustedes inteligentemente tomaron nota”

En la actualidad hay jóvenes que le dedican más de seis horas diarias a la Internet.

Es preciso saber que navegar un par de horas no hace daño, pero más importante aún es saber que alejarse del mundo real, nos perjudica como sociedad y afecta nuestra salud. Balancee su tiempo entre lo virtual y lo real y así evitaremos convertirnos en misántropos.

Comentarios