• 18 abril, 2024

Cultura Viva

Por Lincoln López

21,625

Durante una tertulia semanal de amigos-teatristas hicimos el siguiente ejercicio:  el de detectar la capacidad de albergar personas en estructuras físicas culturales, agrupadas en varios renglones: 1.- Las que fueron construidas para fines culturales,  2.- Las que tienen relativas vocación de presentaciones culturales, es decir con algunos elementos indispensables para ello y que operan como una estructura secundaria anexa a otra principal, y 3.- Las que tienen ciertas condiciones más elementales para presentaciones, pero que originalmente no fueron concebidas para tales fines, como los salones para actos de instituciones oficiales.

Para este sondeo fueron excluidas las instalaciones deportivas, los multiusos, exceptuando la Arena del Cibao. También fueron separadas las iglesias, lugares para bailes, los cines, y otras instalaciones. 

 Los cinco contertulios estamos ligados al arte, por lo tanto,  conocedores de la mayoría de esos escenarios, bien sea en la parte activa, donde hicimos presentaciones artísticas, o cuando fungimos como espectadores.  

 Empezamos  a contar y a anotar, haciendo los cálculos por asientos y sin el local rebosado de personas. Y los resultados fueron realmente alentadores. Veamos.

 En el primer grupo, incluimos el Gran Teatro del Cibao, el Centro de la Cultura, el Teatro y anfiteatro de la PUCMM, el anfiteatro de UTESA, Casa de Arte, La 37, entre otras.

En el segundo grupo insertamos los Salones de Conferencias; Centro León , PUCMM , UTESA, CURSA-UASD, Amantes de la Luz, Alianza Cibaeña, para solo citar algunas.

En el tercer grupo incorporamos la Arena del Cibao, el Ayuntamiento, la Gobernación, Vice-Ministerio de Cultura,  el Politécnico Femenino, etc.

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Si imaginamos una gran oferta cultural, digamos simultáneamente 30 actividades, por un lado obras de teatro, por el otro conciertos clásicos y populares, ballet, danzas folklóricas, puestas en circulación de libros, conferencias, etc. la capacidad instalada albergaría cómodamente la cantidad de 21,625 personas. Para una noche,  en teoría es posible.

Ahora bien, ¿se podría mantener durante 10 meses y por cinco años? Es decir, 3000 actividades. Actualmente no.

Por lo tanto, existe un gran desequilibrio que se viene arrastrando desde hace tiempo.  Por ejemplo el holandés Harry Hoetink en su libro El Pueblo Dominicano  dice que hace 120

años Santiago tenía alrededor de 9,000 habitantes con “8 periódicos” y “42 músicos”. Hoy rondando el millón de habitantes existe un periódico y músicos debieran ser 400. No creo que los haya en la actualidad.

El Gran Teatro uno de los cinco escenarios más grandes del mundo, no tiene grupos profesionales de planta, vale decir, una orquesta, un cuerpo de ballet, un coro y un cuadro de actores.

Se han hecho y se están haciendo esfuerzos. Ojalá que los resultados sean más concretos y permanentes. En algún momento habrá que abocarse a  un plan municipal o nacional, amplio, más allá de las preferencias políticas, y ponerlo en práctica.

La globalización ya llegó, con su carga de tecnologías, de penetración cultural, de violencia y de trastorno de valores, y para paliarla es necesario incluir a la cultura.

El 21,625 debiera ser la meta para tener formados, empleados y entusiasmados a los  difusores de la cultura.

El verdadero capital, es el ser humano no las butacas.

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