Mexicanos muertos en Orlando serán repatriados
De los cuatro que fallecieron en el ataque, tres serán enviados a México para ser sepultados con el apoyo del consulado de México en Orlando.
Familiares de los mexicanos asesinados durante la masacre en Orlando recuerdan a sus seres queridos mientras se hacen los arreglos para repatriar los cuerpos de tres de las víctimas.
En medio de la tragedia, las familias de Luis Vielma de 22 años, Joel Rayón Paniagua de 32, Miguel Ángel Honorato de 30 y Juan Chávez Martínez de 25, se reunieron con el cónsul general de México, quien está ayudándolos en el proceso de repatriación.
«Mi hermano se va a quedar aquí en la ciudad de Apopka y aquí va a quedar a descansar, así lo pidió mi madre y pues no se puede cambiar», dijo José Honorato, hermano de Miguel Honorato.
Los amigos de Miguel Honorato, quien estaba casado y tenía tres hijos, dejaron en un altar improvisado mensajes escritos junto a la bandera de México, país del que según su familia se sentía muy orgulloso.
«Es ayuda humanitaria, es ayudarles con la gestión para las funerarias para la repatriación de los cuerpos a México de los fallecidos, tres de ellos van a ser repatriados a México», dijo el cónsul de México en Orlando, Juan Sabines.
Uno de los cuerpos que serán repatriados es el de Juan Chávez Martínez, quien hace nueve años no veía a sus padres.
«Ellos están bien malísimos, están bien tristes y todo esperando haya en México a su hijo», señaló la tía de Juan, un joven que ella espera quede en la memoria y los corazones de las personas que lo conocieron.
«El era bien sonriente y bien gustoso. Le gustaba bailar, platicar con todos, le gustaba visitar a toda la familia», recuerda la tía de Juan Chávez.
Aunque cuatro mexicanos murieron, Juan Nava logró sobrevivir a sus heridas explicó a la Voz de América su compañero Adrián López, quien logró escapar ileso del centro nocturno.
«25 minutos, una media hora ví a Javier que lo traía una policía, una oficial y él estaba herido en el abdomen el lado derecho. Gracias a Dios él está fuera de peligro», asegura López, compañero sentimental de Juan Nava.
Sin embargo, el temor de perderlo fue real tras ver él mismo al atacante.
«Solamente el saber que él no iba a estar más al lado míopues me iba a doler, yo no sabía cómo lo iba a tomar, pero yo no me convencí, yo no quería aceptar que él iba a quedarse allá dentro a morir», afirma Adrián López.
Sentimientos que unen a estas cinco familias en una hermandad marcada por la tragedia.
