• 19 abril, 2024

No hay peor ciego…

Acierta un refrán (sabiduría de muchos y agudeza de unos) que no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Esa falta de visión no es porque la persona sea no vidente o porque en el peor de los casos le falten ojos en la cara.

Hay seres humanos que pasan por ciegos, aún teniendo ojos sanos en la cara. Esa obnubilación tiene otras causas. Prejuicio, miopía política y, en última instancia, mezquindad, que ciega hasta al más clarividente de los mortales. También hay quienes se aferran a sus verdades, pues les da miedo enfrentarse a la realidad. Esas personas dan la espalda a la verdad, pues se sienten más cómodas creyendo sus propias mentiras.

Tampoco se puede alegar olvido si un ser humano, teniendo todos sus sentidos en condiciones, se haga el ruso, para tratar de desvirtuar la realidad presente, tratando de ocultar los hechos reales.

¿Cuál era la política exterior nuestra hace 20 años? En 1990, siendo presidente el doctor Joaquín Balaguer en la segunda etapa que va desde 1986 hasta 1996, República Dominicana era una nación ajena a lo que ocurría en el resto del mundo.

Eso se debió a dos razones: la primera se explica a la concepción que tenía del tema el doctor Balaguer y, segundo, al contexto de Guerra Fría que imperaba a escala planetaria, polarizada por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Estados Unidos, nación esta última que dominaba el polo capitalista, que nos servía de sombrilla en relación a nuestra estrategia de política exterior.

Para nadie es información nueva que a partir del año 1996, con la asunción al gobierno del presidente Leonel Fernández, se diseñó una política exterior vigorosa, que aplicó con gran sentido y éxito el fenecido canciller Eduardo Latorre. En lo adelante, el país dejó de estar de espaldas al mundo. En primer lugar, pasamos a decir presente en todos los foros regionales y subregionales. Nos beneficiamos de nuestra integración a ellos, el país estableció nuevas relaciones con naciones colocados en las antípodas del globo. En las administraciones Fernández, nuestra presencia en la Organización de Estados Americanos y Organización de las Naciones Unidas ha sido activa y con propuestas a cada problema global.

A la agenda de los foros presidenciales y de jefes de Estado, se agrega una estrategia de alianzas, contactos y acuerdos con organismos multilaterales y países amigos,  que buscan atraer inversiones a República Dominicana. Ningún gobierno en la historia de este país ha desarrollado una política más activa para atraer capitales y ejecutar planes de desarrollo, como la administración Fernández. De 2004 hasta la fecha se establecieron relaciones con 43 países; se abrieron cuatro embajadas dominicanas permanentes en los Países Bajos; se designaron 18 embajadores concurrentes para igual número de naciones; ocupamos 31 posiciones importantes en diferentes organismos internacionales, que van desde miembro hasta vicepresidente; fruto de relaciones de amistad, hemos recibido US$ 53 millones 710 mil 556 de donaciones; 698 becas de Taiwán, Corea, India, Estados Unidos, España, Chile, México y Japón; durante este quinquenio se abrieron consulados rentados y honorarios en 14 ciudades.

República Dominicana fue sede de ocho reuniones internacionales y cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno, que sirvieron para proyectar al país como ente de conciliación y capaz de organizar estos eventos. Hemos suscrito 20 acuerdos comerciales, de cooperación técnica y el Ministerio de Relaciones Exteriores instaló una plataforma programática de internet conectada con entidades homólogas de otros países.

Después de la muerte de Rafael  L.Trujillo, y ausente la influencia del neo trujillismo en la toma de decisiones de política exterior, el primer presidente que abogó por una solución a la situación de Haití fue Leonel Antonio Fernández Reyna, en septiembre de 1996, ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Nueva York. Lo  cierto es que el haitiano es un problema  más nuestro que de la comunidad internacional, delicado, que no se resuelve colocando un muro en la frontera como quisieran algunos anti haitianos del patio.

El reclamo a soluciones de mediano y largo plazo, ha sido una conducta permanente del mandatario dominicano.  Por otro lado, cuando Fernández se reúne con el  Banco Mundial, el BID, el Fondo Monetario Internacional, el Deutsche Bank y con otros organismos multilaterales para buscar solución a los problemas de energía eléctrica, salud, educación, transporte, vivienda y seguridad ciudadana, lo hace respondiendo a una Agenda Nacional de Desarrollo, diseñada con la visión que tiene él sobre el país. Su agenda internacional tiene un impacto a corto y mediano plazo sobre nuestro desarrollo.

Su rol de mediador en conflictos regionales, más que responder a una estrategia, resulta de su propio espíritu de conciliador que le es propio a su personalidad. Si Fernández ha actuado en buscar limar tensiones entre los países hermanos, lo hace con mucha facilidad, modestia y voluntad porque las condiciones de estadista y su actitud personal, son dos grandes prendas que le permiten llevar a cabo esa empresa.

Los tratados comerciales suscritos por el país en las gestiones de Fernández, así como la visión de firmar el acuerdo de Petrocaribe, si no son logros concretos, pues estoy dispuesto a que me digan cómo se llaman. Que República Dominicana haya pasado a ser parte del esquema de comercio con la Unión Europea (EPA) es una diana que se le debe apuntar a esta administración. Somos miembros del Sistema de Integración Centroamericano, del Cariforum, de Caricom y del esquema de comercio entre los países centroamericanos, República Dominicana y Estados Unidos.

Claro está, como dice otro refrán, no hay peor desentendido que quien no quiere entender, ni peor ciego que aquel que no quiere ver.

– Rafael Núñez

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