• 19 abril, 2024

Padre dominicano que envenenó hijos sintió remordimiento por lo que se declaró culpable

Padre dominicano que envenenó hijos sintió remordimiento por lo que se declaró culpableMiguel Cruz Tejada

NUEVA YORK,-Leonardo Espinal, el padre dominicano de 49 años de edad, que fue sentenciado este jueves 19 de marzo a 20 años a cadena perpetua, dijo a través de su abogado que sintió remordimiento y por eso, se declaró culpable, pero a pesar de esa declaración, la implacable jueza de la Corte Suprema Estatal de El Bronx, Troy K. Webber, le dijo que había cometido uno de los crímenes más horrendos que haya visto durante su carrera.

La condena significa que Espinal, tendrá derecho a pedir libertad condicional en dos décadas, pero la Junta de Libertad Bajo Palabra (Parole), puede negársela y mantenerlo en la cárcel de por vida.

El dominicano no dijo una sola palabra, cuando se le cedió el turno para que hablara con la oportunidad de mostrar su arrepentimiento.

Vistiendo el traje gris de presos criminales de alto riesgo, con lentes y espesa barba, sus labios temblaron, en el momento en que escuchó la implacable condena de boca de la magistrada Webber.

Fue condenado por matar con raticida típico dominicano denominado “Tres Pasitos” a su hijo Steward Espinal de cinco años de edad y dejó grave a su hija Mia Espinal de 7.

El niño fue encontrado muerto en la bañera del apartamento escena del crimen, donde el padre se encerró con los menores, cobrando macabra venganza porque su mujer, la boricua Rosaura Abreu, lo había dejado por otro hombre.

La madre salió del tribunal cubriéndose la cabeza y el rostro con una capucha para combatir el frío y rehusó hablar con los reporteros.

Ella escribió un testamento que fue leído por la Fiscal Auxiliar Jill Starishesky, quien le dijo a Espinal que “su hija Mia, tendrá que vivir el resto de su vida con el horrible recuerdo de que su propio padre, trató de matarla”.

La jueza le preguntó a Espinal “¿cómo es posible que un ser humano pudo haber matado a su propio hijo de 5 años, dándole veneno en una piza y ahogándolo en la bañera e intentar acabar con la vida de su hermanita de 7 años, dándole veneno para matar ratas en un pedazo de pizza?”.

En la carta, la madre dice «mi querido angelito… nunca olvidaré la última vez que vi a mi pequeño hijo… él estaba radiante, feliz, contento, y yo siguiéndolo por toda la casa”.

Añade que  “cuando ya era hora de que me fuera al trabajo, me siguió hasta la puerta y me arrodillé para hablar con él. Es como si mi corazón sabía que sería la última vez que lo vería con vida…”

Sobre el trauma de la niña, la señora Abreu explica en la misiva que «Mia sufre ataques de ansiedad cada vez que se le menciona que ese apartamento donde vivía con su hermano pequeño”.

Dijo que “ella nunca quiso volver a dormir en la misma cama donde dormía con su padre, al que le pedía que la protegiera contra los monstruos”.

Indicó Abreu que la niña sufre cuando va a fiestas, va a la cama, juega con otros niños, cuando ve fotos de su hermano, cuando ve a otro niño de la misma edad que él y cuando la ve triste es porque sabe que está pensando en el hermanito.

“Todo lo que podemos hacer es tomar las cosas día a día”, concluye la carta de la madre.

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