• 18 abril, 2024

Pandillero enjuiciado por asesinar estudiante dominicana negoció para incriminar hermano

Miguel Cruz Tejada

Pandillero enjuiciado por asesinar estudiante

«Didi», un pandillero de 17 años de edad, consiguió que los fiscales le desestimaran los cargos de asesinato en primer grado (con lo que evita cadena perpetua), conspiración para cometer homicidio y posesión ilegal de arma de fuego.

La negociación, la suscribió en septiembre del 2013, para incriminar en el juicio a su hermano, al cual está responsabilizando ante el jurado, desde que se inició el encausamiento la semana pasada.

Podría ser condenado sólo a 10 años en la cárcel, mientras todos los demás implicados, ya han sido sentenciados a sentencias de por vida.

Se declaró culpable de tres cargos por conspiración y asalto, para obtener la leve condena.

El viernes, se escuchó su frío testimonio sobre la noche del 15 de junio, cuando la menor fue asesinada de varios balazos, mientras participaba en una fiesta de graduación, junto a su madre, dos tías y otros parientes en el complejo de viviendas Hartford Park en Providence.

Los gangueros dominicanos, llegaron al lugar, supuestamente en busca de pandilleros rivales, de la ganga «Hartford Soldiers», a quienes acusan de matar al también pandillero dominicano Omar Polanco en el 2012.

Al no encontrarlo, Castro, sostienen fiscales y testigos, abrió fuego contra el grupo integrado básicamente por mujeres y niños, impactando a la estudiante en los pulmones, la columna vertebral y dejando un gran agujero en su vena aorta, según la autopsia oficial y por lo que imposible salvarle la vida, muriendo rápidamente.

González, señaló directamente y sin inmutarse a su hermano, como el gatillero que disparó las balas, cubriéndose con un ancho sombrero y una camisa, con la que se tapó el rostro para no ser reconocido.

Pero, alegó que no se dio cuenta de las intenciones del hermano, hasta que lo vio salir del vehículo que abordaba el grupo de pandilleros matones.

«¿Hiciste algo para detener a tu hermano?», le preguntó el abogado Robert B. Mann.

«No, porque yo no sabía lo que pretendía hacer», respondió.

Negó que fuera él, quien le proporcionara la chaqueta y la camisa con la que su hermano se cubrió la cara.

«No, cien por ciento que no, en absoluto», contestó a esa pregunta.

Y dijo que nunca habló con su hermano, acerca de que la pistola usada en el brutal ataque, tenía el problema de encasquillarse.

A pesar de que el hermano, admitió haber tenido el arma, el declarante dijo que no podía asegurarlo, porque no se la vio, aunque se lo hubiera dicho.

«¿Cómo puedo yo asegurar que mi hermano tenía un arma, si nunca se la vi?», expresó. Cuando se le preguntó el porqué no hizo nada, el pandillero menor, sostuvo que «me sentí, como si estuviera atrapado».

Dijo que supo que el matón fue su hermano, después que el ataque y el asesinato de la niña, estaban consumados.

Elaine de Vargas y Eugelyn Cabrera, dos de las tres dominicanas heridas en la agresión, declararon también en el juicio.

Las mujeres, lloraron, mientras relataban al jurado y a la corte, como una noche de fiesta, se convirtió en una sangrienta pesadilla, que nunca esperaron que ocurriera.

El corpulento pandillero, nunca levantó la cabeza ni puso su mirada sobre las declarantes, durante el testimonio de ellas.

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