• 25 abril, 2024

El papa condena la «orfandad espiritual» que «corroe el alma» y trae «vacío»

Ciudad del Vaticano, (ANDINA),- El papa Francisco celebró hoy la primera misa de 2017 y aprovechó la ocasión para condenar con dureza «la corrosiva enfermedad de ‘la orfandad espiritual'», «un cáncer que silenciosamente corroe y degrada el alma» y que trae consigo «vacío y soledad».

Hizo estas reflexiones ante miles de fieles de diversas partes del mundo que acudieron a escuchar sus palabras a la Basílica de San Pedro del Vaticano en el día en el que la Iglesia festeja la Jornada Mundial de la Paz, este año bajo el tema «La no violencia: un estilo de política para la paz».
La ceremonia comenzó a las 10.00 horas locales (09.00 GMT) y duró cerca de una hora y media.
En su homilía, Francisco criticó lo que denominó «orfandad espiritual, «un cáncer que silenciosamente corroe y degrada el alma».
«La pérdida de los lazos que nos unen, típica de nuestra cultura fragmentada y dividida, hace que crezca ese sentimiento de orfandad y, por tanto, de gran vacío y soledad. La falta de contacto físico (y no virtual) va cauterizando nuestros corazones, haciéndolos perder la capacidad de la ternura y del asombro, de la piedad y de la compasión», subrayó.
Para Francisco, las sociedades modernas se enfrentan a un desafío que deben evitar: sucumbir a esta «orfandad espiritual» que aparece cuando se apaga «el sentido de pertenencia a una familia, a un pueblo, a una tierra, a Dios».
Esta actitud, expuso, «gana espacio en el corazón narcisista que sólo sabe mirarse a sí mismo y a los propios intereses y que crece» cuando el ser humano se olvida «que la vida ha sido un regalo».
El pontífice de origen latinoamericano señaló que «la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes», y afirmó que «no es necesario maltratar a otros para sentirse importantes».
«No somos mercancía intercambiable o terminales receptoras de información. Somos hijos, somos familia, somos Pueblo de Dios», agregó.
En su primera misa de 2017, Francisco también se detuvo unos momentos a encomiar la figura de la Virgen María y, con ella, el papel que desempeñan las madres en el mundo actual.
Finalmente animó a los presentes a «aprender a cuidar la vida» con «ternura», «sembrando esperanza, sembrando pertenencia, sembrando fraternidad».

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