• 19 abril, 2024

RUIDOS DEL SILENCIO

Galletas de la dignidad

Por Max Lauren G.

Máximo Laureano GMuchas veces vemos como en los andares del Gobierno se organizan actos políticos que desbordan la atención de los participantes, no solo por cuanto se dice o se hace, sino también por el derroche económico que se muestra en cada uno de estos montajes, que por cierto, esta es la descripción perfecta para este tipo de evento, “montaje”.

Posiblemente en esta sociedad amaestrada para que no se ruborice con los escándalos del robo del erario por parte de los ministro del Gobierno, no se detengan a pensar en detalles como el gasto de que conlleva preparar una actividad, para las cuales se suelen buscar salones de lujos, con decoraciones exageradas, cuando por la importancia de lo que se hace o se anuncia, la cita bien puede  ser conveniente en una plaza pública, sin la necesidad de hacer  brindis a suculentas degustaciones  y sin pagar por la climatización de un espacio, que por lo regular está por encima de lo que  merecen algunos de los congregados, porque al final lo que interesa es que impresione.

En lo personal y podría decirse que también en lo profesional, soy de lo que cree que en la prédica de la sencillez, hecha desde el pulpito del conocimiento y el crecimiento que requerimos, a este país les hace mucha falta que los responsables de conducir el Estado sean más del pueblo y que piensen en el pueblo.

En ocasiones, en algunos de estos actos, he hecho comparaciones que me llevan la reflexión de lo que hace falta en una escuela, por mencionar un caso de tantos, al tiempo que testifico como para montar eventos de simples inauguraciones, se incurre en gastos improcedentes.

Una interrogante, que parece simple, pero que debe llamar a la reflexión es porque en todas las inauguraciones, debe haber arreglos florales, vinos, muchas veces abundantes, de buenas marcas y caros, si este es un país donde aún se habla de que comer es primero y algunos pobres celebran recibir una dádiva estatal, a través de lo que el Gobierno llama Solidaridad.

Solidaridad sería que podamos tener funcionarios que piensen que los gastos innecesarios hay que evitarlos para que el pueblo no tenga luego que estar sujeto a esta miseria populista.

Por eso apeló a las galletas de la dignidad, porque saben mejor, se llevan a mesas sin manteles y flores, con esfuerzo de muchos que  han creído en sus principios y tienen fe en el desarrollo, retrazado en esta sociedad por el derroche de los políticos sin piedad que nos han tocado.

Por eso siempre veré como bueno y válido que haya galletas en mesas sin manteles coloridos, quizás con café, o chocolate, como las que se servían los miembros del partido Movimiento Independiente Unidad y Cambio (MIUCA), en la pausa del mediodía de una asamblea de hombres y mujeres que predican la sencillez y que creen en que lo importante, no es vivir del pueblo, sino hacer que el pueblo viva, cosas que no pasa  por las evaluaciones diarias de los funcionarios que alquilan los salones lujosos a costa de lo que sea, solo porque se paga del erario.

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