• 23 abril, 2024

Sonajero

snajero.jpgGrisbel Medina R.
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Alerta Cordillera

De día y de noche camiones sin rótulos destripan sin piedad la vena montañosa que es la cordillera Septentrional. Si enfila por Jacagua o bordea Villa González se topará con el hurto de materiales ante los ojos de todos. Empresas con recursos suficientes para mover vehículos pesados se roban sus tesoros.

Un grupo de periodistas de Santiago, acostumbrados a dar cobertura a las manifestaciones de las comunidades, se han cambiado de acera asumiendo su rol de ciudadanía responsable para constituirse en colectivo demandante del cese al crimen ecológico.

Eusebio Mejía, del canal 25, encabezó la reciente protesta pacífica en la recién inaugurada Circunvalación Norte, por el lado de Jacagua. Aparte de la extracción de materiales, a la cordillera Septentrional se la traga el conuquismo, la quema para carbón y la tala para comercializar caoba clandestinamente.

Hasta el momento no se ha escuchado la voz de la Sociedad Ecológica del Cibao (Soeci) y ausente sigue estando la representación de Medio Ambiente. El robo sigue a la vista, y no se divisa ninguna acción que frene la violación a este patrimonio ambiental.

El saqueo es perceptible por Palmar Arriba, Jacagua, Los Cocos y llega hasta Juan López en Moca. El “pelao” carcome la cordillera con sus doce kilómetros de ancho, admirable en Santiago con su corona del Pico Diego de Ocampo, el Mogote en Moca y la Loma Quita Espuela en San Francisco de Macorís.

Con ámbar en sus inmediaciones, el área también es afectada por la tala rasa y quema que maltrata la capa vegetal, eliminando su capacidad de regeneración y dando paso a la erosión de suelo. Este daño es evidente en Palmarejo, Palmar Abajo, Las Lavas, Los Jardines de Pocilguita, El Limón del municipio de Villa González.

En estos días, Mejía y sus compañeros, depositarán un Recurso de Amparo contra el crimen que lacera nuestro patrimonio ecológico. La crisis de agua, el calor y el hundimiento en Carlos Díaz no nos inmutan. Seguimos permitiendo que el dinero se trague las válvulas que nos conectan a la  vida.

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