Un mal ejemplo del PRD
Los niveles de agresividad en que concluyó la convención del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) demuestran que la sociedad está viviendo un síndrome colectivo de violencia.
No es posible, que los dirigentes actúen como personas cualquieras, enfrentados como bestias salvajes.
El PRD envía un mensaje de mal gusto que dice mucho de la forma de hacer política y de accionar cada vez que se ven envueltos en un proceso. Las sociedades no pueden continuar aupando a dirigentes que fomenten el odio entre sus propias gentes.
Cuando pedimos que termine la criminalidad y la violencia no es posible que luego hagamos lo contrario.
El Sol de Santiago condena el que tantos dominicanos resulten lesionados, heridos de bala para algo tan simple como el buen ejercicio de la democracia de elegir y ser elegidos.