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Adiós a los pandas de Shirahama: Japón se despide de sus íconos turísticos tras fin de acuerdo con China

SHIRAHAMA, JAPÓN.– Vestidos de blanco y negro, con peluches, pancartas y lágrimas en los ojos, cientos de japoneses se despidieron de los últimos cuatro pandas gigantes del zoológico Adventure World, marcando el fin de una era que durante más de 30 años convirtió a esta pequeña ciudad costera en la capital japonesa del panda.

Rauhin, de 24 años, junto a sus hijas Yuihin (8), Saihin (6) y Fuhin (4), nacidas en Shirahama, regresarán a China tras la negativa de Beijing a extender el acuerdo de préstamo iniciado en 1994. Sin nuevos pandas para reemplazarlos, el zoológico queda vacío, y con ello, también parte del corazón turístico de la ciudad.

“Panda Town” sin pandas

Para los 20.000 habitantes de Shirahama, los pandas no solo eran un símbolo de ternura, sino también el motor económico de una ciudad que supo reinventarse tras el declive de sus famosas aguas termales. Con hoteles, restaurantes, trenes y tiendas tematizadas, el llamado “Panda Town” se convirtió en un destino icónico que recibió más de 200.000 visitantes al año.

El impacto de su partida no es solo emocional. Según Katsuhiro Miyamoto, economista de la Universidad de Kansai, Shirahama ha generado más de 125.000 millones de yenes (unos US$ 870 millones) gracias a la economía del panda en tres décadas. Sin ellos, estima que la ciudad podría perder hasta 6.000 millones de yenes anuales (unos US$ 40 millones), lo que representa el 40 % de su presupuesto.

Dolor y despedidas

La escena en el Adventure World fue conmovedora. Familias enteras formaban filas bajo el sol para dar un último adiós. “Los extrañaremos muchísimo”, dijo Mihoko Ninomiya, quien visitó los recintos junto a su hija y su nieta. “Tres generaciones de amor por los pandas”.

Tomomi Miyaji, otra visitante, relató cómo Rauhin, la madre panda, la inspiró a superar sus miedos a la maternidad tras ver un documental sobre su parto. “Le puse a mi hija el nombre de Yuihin en su honor. Me dan ganas de llorar”, confesó.

Entre nostalgia y diplomacia

La salida de los pandas no se explica únicamente por razones logísticas. Algunos expertos creen que hay elementos geopolíticos detrás. Masaki Ienaga, profesor de relaciones internacionales, sostiene que la elección del alcalde Yasuhiro Oe, de postura pro-Taiwán, pudo haber influido en la decisión de China de no renovar el acuerdo. Beijing ha reiterado que Taiwán es un “asunto interno”, y suele usar la diplomacia del panda para fortalecer vínculos o enviar señales diplomáticas.

Oe, por su parte, lo niega. “Soy el alcalde de un pequeño pueblo. ¿China exigiría la devolución de los pandas solo por eso?”, respondió. Aun así, ya busca reactivar el turismo atrayendo más visitantes de Taiwán.

¿Y ahora qué?

El futuro de Shirahama es incierto. Comerciantes como Satsuki Kitai, que vende recuerdos panda desde hace décadas, evalúan si eliminar la mercancía o mantenerla como símbolo nostálgico. “El 40 % de nuestros ingresos depende de productos panda”, asegura.

Mientras tanto, el servicio de tren Panda Kuroshio, que conecta Osaka y Kioto con Shirahama, seguirá funcionando, aunque su ícono ya no estará en la ciudad.

El zoológico Adventure World, hogar de los pandas por más de tres décadas, se enfrenta a la difícil tarea de reinventarse. Su directora, Tatsuko Nakao, expresó entre lágrimas su esperanza de que Rauhin y sus hijas vivan una vida plena en China, donde tendrán acceso a bambú de mejor calidad.

Japón todavía conserva dos pandas en el Zoológico Ueno de Tokio, pero su contrato expira el próximo año. Y muchos se preguntan si el país volverá a ser hogar de estos embajadores peludos alguna vez más.

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