• 7 septiembre, 2024

Atrapados en la dictadura tecnocrática

manuel voquez

Por Manuel Vólquez

Observando los documentales que difunde Discovery H2 y escarbando en la biblioteca virtual se aprenden muchas cosas y chocamos con secretos de la tecnología de punta que la generalidad de los humanos ignora.

Sabemos que naciones como Estados Unidos, Rusia, China, Inglaterra y Japón emplean los recursos de la ciencia para diseñar, a discreción, armas de poderosos efectos demoledores e inventos de diferentes niveles, que mantienen ocultos como un secreto de Estado.

Discovery reseñaba que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) se encarga de todo lo relacionado con la información y en esa misión trabajan matemáticos criptógrafos, lingüistas, operadores de polígrafos, expertos en radiofrecuencias, programadores, piratas informáticos, operadores de puestos de escucha para espionaje, etc.

Fue creada el 4 de noviembre de 1952 por el presidente Harry S. Truman para sustituir la Agencia de Seguridad de las Fuerzas Armadas. Su existencia no fue revelada hasta la década de 1970 en el marco de una serie de investigaciones del Senado norteamericano realizadas para depurar responsabilidades dentro de las agencia de espionaje estadounidenses tras una serie de abusos y escándalos.

La tarea especial de esta entidad es almacenar datos personales de todos los ciudadanos en el mundo, tales como fotos, teléfono, correo electrónico, WhatsApp, Facebook, Instagram, Twiter, y otras redes sociales. Esta institución cuenta con computadoras con capacidad de 14 mil millones de megabytes de almacenamiento en el disco duro.

Esa estructura de vigilancia extrema ya hace años se está aplicando en los aeropuertos de Estados Unidos para controlar la entrada de inmigrantes, darles seguimiento y vigilarlos, como medidas preventivas de seguridad nacional. Lo mismo están implementando las otras naciones después de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001.

La NSA utiliza cámaras de reconocimiento facial con la colaboración de Facebook. Ese sistema lo emplearon para ubicar a Osama Bin Laden. Es decir, Facebook le suministra nuestros datos a esa agencia y así nos controlan.

Tal parece que la mayoría poblacional ignora ese proceso o lo saben y se hacen los locos. Lo digo porque las personas usan a Facebook para publicitar asuntos familiares y personales que debieran reservarse.

Otro recurso tecnológico que aplican es el denominado “Ojo del gran hermano”, un dispositivo mediante el cual pueden mirar dentro de tu casa y te espían desde el cielo con drones. También utilizan insectos cibernéticos, como moscas y cucarachas, para vigilar dentro y fuera de la casa con un sistema de control remoto.

Esa modalidad la intentó una vez la CIA (Agencia Central de Inteligencia) con gatos para espiar a los enemigos y no le dio resultado pues son animales fáciles de detectar como agentes especiales encubiertos.

Destaca el referido medio que las compañías que ofrecen servicios de comunicaciones por celulares recaban datos inconsultos de sus usuarios, roban informaciones a empresas como Google, Facebook, Apple, y otras redes sociales, para fines malignos ulteriores. ¡Joder! Estamos vendidos.

Además, ya está en progreso un sistema de microchip que se coloca a los pacientes para recordarles cuando deben tomar los medicamentos, pero el verdadero propósito es vigilar los pasos de esa persona, saber qué hacen y con quién se junta. Se comenta que la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible conocida como Obamacare, fue el inicio de ese plan.

Por último, la otra obra cumbre de la citada agencia es crear un censor que mida la respiración, la temperatura, lectura de la mente, de un individuo con el la finalidad descifrar sus intenciones antes de cometer un crimen.

Lo cierto es que la Internet es aprovechada como plataforma de vigilancia al servicio del gobierno estadounidense, pues las cosas que suministramos a las redes sociales, por ejemplo el chateo, nunca desaparecen aunque los borremos.

Por lo visto, estamos a merced, indefensos y atrapados, en lo que muchos teóricos y genios de la comunicación denominan la “Dictadura Tecnocrática”.

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