
El estallido del jueves se produce luego de que dos soldados tailandeses perdieran una pierna en menos de una semana por la explosión de minas terrestres en la zona conocida como el Triángulo Esmeralda, donde convergen Tailandia, Camboya y Laos. El segundo incidente ocurrió este miércoles, con cinco soldados heridos, uno de ellos con amputación.
Origen del nuevo conflicto fronterizo
El conflicto se reavivó en mayo cuando un soldado camboyano murió durante un enfrentamiento en una zona no demarcada. Ambas partes se acusaron mutuamente de iniciar el fuego, mientras afirmaban haber actuado en defensa propia.
Aunque los líderes militares de ambos países expresaron su deseo de reducir tensiones, en la práctica Tailandia ha reforzado su presencia militar y tomado control de puestos fronterizos, imponiendo restricciones a los cruces y amenazando con cortar electricidad e internet a poblaciones camboyanas cercanas. En respuesta, Camboya prohibió importaciones agrícolas tailandesas y bloqueó la difusión de contenido audiovisual de origen tailandés.
Disputa territorial sin resolver
El origen del conflicto se remonta a la herencia colonial francesa y a la ausencia de una delimitación clara en varios tramos de los 817 kilómetros de frontera entre ambos países. Uno de los puntos más sensibles es el área cercana al templo Preah Vihear, del siglo XI y declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO, donde ya se enfrentaron tropas en 2011, dejando al menos 20 muertos y miles de desplazados.
Camboya ha acudido a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en busca de una resolución, pero Tailandia no reconoce la jurisdicción del tribunal internacional sobre la disputa.
Consecuencias políticas en Tailandia
El conflicto fronterizo ha desatado una crisis política interna en Tailandia. La primera ministra Paetongtarn Shinawatra, suspendida de sus funciones en julio, enfrenta una posible destitución definitiva tras la filtración de una llamada telefónica con el exlíder camboyano Hun Sen, en la que habría cuestionado la actuación del Ejército tailandés.
Con apenas 38 años, Shinawatra se convirtió en la primera ministra más joven de Tailandia, perteneciente a una influyente dinastía política. Su suspensión reaviva la inestabilidad política en un país marcado por años de protestas, golpes de Estado y divisiones entre el poder civil y militar.
¿Qué sigue?
Aunque se mantienen conversaciones diplomáticas de bajo perfil, la militarización de la frontera, los ataques aéreos y el deterioro de las relaciones bilaterales hacen temer una escalada prolongada, en una de las zonas geopolíticas más frágiles del sudeste asiático.
