Miguel Cruz Tejada
Vecinos dominicanos residentes en la misma calle, donde vivían los muertos, dijeron ayer domingo a este reportero que la casa se mantiene cerrada y no se ha visto ningún movimiento, desde que la Policía Nacional dominicana anunció las muertes de la pareja.
En los obituarios de las funerarias del condado Westchester, tampoco se ha hecho ningún anuncio sobre los funerales, en tanto, se mantienen campañas vigentes para colectar dinero que según las páginas Justice For Orlando y GoFundMe, será destinado el velatorio, el entierro y ayudar parcialmente a los hijos de Moore y Ravenelle.
Una de las páginas, fue abierta y es mantenida por una hermana de Moore, Lashay Turner, quien junto a la abuela del turista, Edith Waters, hizo la denuncia sobre la desaparición de la pareja, mientras se hospedaban en el hotel resort Bahía Príncipe Cayacoa en Samaná, donde llegaron después de viajar el 23 de marzo, desde el aeropuerto Liberty en Newark (Nueva Jersey) a la República Dominicana.
Las versiones dadas por la policía dominicana siguen siendo cuestionadas por los familiares, el alcalde Harris y la mayoría de los amigos y comunitarios, debido a las claras contradicciones que no encajan en la escena de un típico accidente.
Los cadáveres, según el informe más reciente permanecen en la República Dominicana en una morgue, que tiene contrato con el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF).
Tanto la hermana como la abuela, se quejaron a la cadena NBC en los días previos al hallazgo de los cuerpos der que en la embajada de Estados Unidos en Santo Domingo, el caso no fue tratado con rapidez y a la familia, no se le ha dado el trato a la altura de los ciudadanos americanos, como eran los muertos.
La mujer, murió en el hospital Darío Contreras a comienzos de abril, después de ser hallada agonizando en la carretera, y la policía dominicana dijo que ella logró salir del vehículo rentado, mientras el carro se hundía en las profundas aguas del mar Caribe.
El cadáver putrefacto y devorado por los peces de Moore, fue hallado a 22 kilómetros de distancia, en la Bahía de Sans Soucí, también fuera del vehículo.
Los documentos y pasaportes de las víctimas, no aparecen y tampoco sus equipajes, lo que fortalece las dudas sobre la versión policial en la República Dominicana.
