Camino dice actos de jueces son sonidos fuertes de corrupción

SANTIAGO.- Como un escándalo que con sonidos fuertes de corrupción estremece el país, calificó la Iglesia católica la suspensión de seis jueces y su posterior sometimiento a juicios disciplinarios.

La consideración aparecerá en el editorial del próximo domingo del semanario católico Camino donde, con el título de “Esos jueces”, el Arzobispado santiaguero analiza el tema.

Se trata de Francisco Alberto Arias Valera, quien renunció recientemente del Consejo del Poder Judicial y los magistrados Atilda Reyes Beltré, José Duvergé Mejía, Delio Germán Figueroa, Rosó Vallejo Espinosa y Víctor Mejía Lebrón.

Recuerda que el procurador general de la República, Francisco Domínguez Brito, comunicó al país que hay una estructura criminal en la actuación de esos jueces y que, ante esta denuncia, el Consejo del Poder Judicial ha tomado la decisión de suspenderlos.

“Al observar los hechos que se les imputan a estos magistrados, que
ahora tendrán que demostrar su inocencia, pensamos en el perfil que
debe tener una persona seleccionada para ejercer un cargo tan exigente y delicado como es ser juez”, expresa Camino.

Y considera que, entre las cualidades que debe tener un juez deben estar ser independiente, imparcial, objetivo, profesional justo, prudente, honesto y transparente.

“Estos principios y valores parecen esfumarse cada día en la ­conductade algunos jueces que han vendido su alma al mejor postor, al caervencidos por la ambición de dinero que vuelve trizas la razón de ser de su delicada misión”, subraya.

Y de inmediato agrega que, al ver a un juez “nos llega a la mente la integridad, rectitud y una conducta casi inmaculada, para desempeñar esta función”.

“La sociedad dominicana no puede permitir que el estamento ­judicial se
corrompa, porque entonces estaríamos caminando por un terreno minado, corriendo el riesgo permanente de morir como pueblo, al pisar los intereses mezquinos de grupos que se afanan por imponer sus criterios y conductas diabólicas”, aconseja.

Al tiempo de recordar que el sistema judicial debe estar ajeno a toda sospecha de prevaricación frente al crimen, Camino recomienda no olvidar que “el pasmo con tiempo tiene remedio”.

“Evitemos que en la selección de los jueces prevalezcan los criterios
políticos por encima de los valores éticos y morales que debe poseer
la persona en la cual la comunidad nacional ha puesto su confianza
para desempeñar esta labor casi sagrada”, termina diciendo el editorial.