China enfocada en la diplomacia cultural
EP- El frente cultural abierto por China para cimentar su prestigio en el exterior tiene un nuevo foro: la Feria Internacional de Arte y Antigüedades (TEFAF), de Maastricht, al sur de Holanda. En un sutil ejercicio de diplomacia, el gran poder emergente presenta obras contemporáneas que marcan la nueva revolución cultural del país. Para que el ejercicio sea completo, la feria más importante del mundo en su género, recibe el primer grupo de señalados coleccionistas chinos. Dispuesta como una galería rebosante de piezas, TEFAF resiste bien la crisis «porque el valor de sus activos es a largo plazo».
La irrupción china ha sido valiente en las formas, y respetuosa con materiales tradicionales, como la tinta. «Traemos artistas jóvenes con clientela en Europa y Estados Unidos. Aún puede comprarse firmas de peso, como Yan Yanping, Qin Feng o Qiu Deshu, por 150.000 euros», dice Michael Goedhuis, dueño de la galería londinense que lleva su nombre.
El lujo alimenta TEFAF, pero ya en su 23ª edición (con 262 galerías de 17 países y unas 30.000 obras en venta), ha mantenido el equilibrio. O como dice el galerista holandés Axel Vervoordt: «Buscamos la armonía a la japonesa. Es decir, la tensión generada entre un objeto y otro». En la casa italiana Altomani e hijos, comparten su opinión. Aunque no haría falta. Su terracota de Bernini, La resurrección de Cristo (1674), mide 33 centímetros de alto y vale 1,5 millones de euros. A Félix López de Aragón, una de las cuatro galerías españolas que exponen, la crisis le conturba. «Es tremenda. Pero al menos ha aumentado la oferta de obras», dice, junto al lienzo La granadina (1979), de José López Mezquita. Torres blancas, de Antonio López, es otra de las apuestas españolas. «Pieza maestra, con esa manera de captar el aire de Madrid», apunta Benito Navarrete, del grupo de expertos que garantiza las obras expuestas. De esos análisis no se libran ni los dos lienzos reclamo de este TEFAF: Dos mujeres, de Gauguin (18 millones de euros) y La Virgen con el Niño y San Juan, de Botticelli (11 millones de euros). Una tentación para aficionados al avión particular, y maneras discretas, de la feria.