Comisión Europea condena restricciones de viaje impuestas por EE. UU. a ciudadanos europeos por presunta censura
Bruselas. — La Comisión Europea condenó “enérgicamente” la decisión de Estados Unidos de imponer restricciones de viaje a cinco ciudadanos europeos, señalados por Washington por presuntos actos de censura. En un comunicado difundido este miércoles, el Ejecutivo comunitario informó que ha solicitado aclaraciones a las autoridades estadounidenses y advirtió que, de ser necesario, responderá de forma “rápida y decisiva” para defender su autonomía regulatoria frente a medidas que considera injustificadas.
Las medidas restrictivas fueron anunciadas el martes por el secretario de Estado, Marco Rubio, quien acusó a ciertos actores europeos de liderar iniciativas para presionar a plataformas estadounidenses. “Durante demasiado tiempo, ideólogos en Europa han encabezado esfuerzos organizados para coaccionar a las plataformas estadounidenses a castigar puntos de vista que no les gustan. La Administración Trump no tolerará estos actos de censura extraterritorial”, afirmó Rubio al presentar acciones contra lo que denominó “figuras destacadas del complejo industrial de la censura mundial”.
Entre los señalados figuran el excomisario europeo Thierry Breton y empleados de ONG del Reino Unido y Alemania dedicadas a combatir el llamado “odio digital”.
Disputa transatlántica
La decisión de Washington se produce tras la multa de 120 millones de euros (unos 140 millones de dólares) impuesta a X por la Comisión Europea a inicios de diciembre, por incumplir la Ley de Servicios Digitales (DSA). El propietario de la red social, Elon Musk, calificó la sanción de “absurda” y acusó a Bruselas de censura, además de denunciar tendencias “totalitaristas” y ataques a la democracia en línea.
En la misma línea, Rubio describió la multa como un “ataque de gobiernos extranjeros” contra recursos digitales estadounidenses y contra el propio pueblo de EE. UU. Por su parte, el expresidente Donald Trump tildó de “asquerosa” la sanción impuesta a la empresa de Musk.
El episodio profundiza una tensión regulatoria y política entre Bruselas y Washington, con implicaciones directas para la gobernanza digital, la libertad de expresión en plataformas y las relaciones transatlánticas.

