Controversia por demolición del Ala Este de la Casa Blanca para construir salón de baile de Trump
Washington, D.C.,-– Uno de los principales organismos de conservación histórica de Estados Unidos, el National Trust for Historic Preservation, ha solicitado al gobierno federal una pausa inmediata en la demolición del Ala Este de la Casa Blanca, iniciada esta semana como parte del plan del expresidente Donald Trump para construir un nuevo salón de baile de 8.360 m², financiado con donaciones privadas.
El proyecto: demolición del Ala Este y construcción de un gran salón de eventos
Las excavadoras comenzaron la demolición el lunes, derribando parte de la emblemática fachada del Ala Este, sección que tradicionalmente albergaba las oficinas de la primera dama, calígrafos de la Casa Blanca, asistentes militares y el secretario social. Esta zona también funcionaba como puerta de entrada principal para visitantes oficiales y turistas.
El nuevo proyecto impulsado por Trump busca levantar un salón de baile de grandes dimensiones, con capacidad para albergar eventos a gran escala en la mansión ejecutiva. Según declaraciones del propio Trump, el proyecto está siendo financiado íntegramente con fondos privados, sin costo para los contribuyentes.
Conservacionistas en alerta por la destrucción de un símbolo histórico
La decisión ha desatado una ola de críticas entre expertos en arquitectura, urbanismo y conservación del patrimonio. En una carta enviada al Servicio de Parques Nacionales, a la Comisión Nacional de Planificación de la Capital y a la Comisión de Bellas Artes, el National Trust expresó su preocupación por el impacto visual y arquitectónico que podría generar el nuevo salón de baile, señalando que:
“La ampliación abrumaría a la propia Casa Blanca (actualmente de 5.100 m²) y podría alterar de forma permanente su diseño clásico y equilibrado.”
Reacción pública y pedido de transparencia
La carta también critica la falta de revisión pública y consulta institucional, algo que tradicionalmente se exige en proyectos que afectan edificios históricos federales. El National Trust pidió detener inmediatamente las obras hasta que se cumplan los procedimientos legales de revisión, incluyendo audiencias públicas y evaluación por parte de las comisiones correspondientes.
“Estos procesos brindan una oportunidad crucial para la transparencia y la participación amplia, valores que han guiado la preservación de la Casa Blanca desde el concurso público de 1792 que originó su diseño original”, añade la carta.
Postura de la administración Trump y respuesta oficial
Aunque la Casa Blanca no respondió directamente a la carta, sí emitió un comunicado desestimando las críticas como “indignación fabricada” por parte de grupos opositores y medios de comunicación.
“La adición visionaria del presidente Donald J. Trump se inscribe en una larga tradición de mejoras presidenciales a la Casa Blanca, y será un símbolo más de la excelencia estadounidense”, indica el texto, acompañado de imágenes de otras renovaciones históricas, como la remodelación de la era Truman o la piscina construida bajo Gerald Ford.
Durante un almuerzo con senadores republicanos en el Jardín de las Rosas, Trump comentó sobre los ruidos de demolición:
“¿Oyen ese sonido? Es música para mis oídos. Me encanta.”
Jurisdicciones en disputa y proceso institucional pendiente
El presidente de la Comisión Nacional de Planificación de la Capital, Will Scharf, reconoció en una reunión reciente que su agencia no tiene jurisdicción sobre demoliciones, aunque sí la tendría sobre la fase de construcción del nuevo salón. Esto ha generado preocupaciones adicionales sobre vacíos legales y falta de supervisión previa.
Organizaciones como la Sociedad de Historiadores de la Arquitectura también han alzado la voz, exigiendo un proceso “riguroso y deliberado” antes de llevar a cabo alteraciones de tal magnitud en un edificio histórico nacional.

