• 23 abril, 2024

Cuentos Sociales

«Mentirosos Verdaderos»

De Marcos Sánchez

Un debate que parace nunca tener fin y que en su momento, es díficil de controlar es hablar mentiras.

Se han hecho diversos estudios a nivel académico y científico para intentar justificar o encontrar la razón, pero al final todo va al mismo camino: todas las personas mienten.

Se prevé que existen cuatro razones fundamentales para mentir: cuando se quiere esconder algo, para dar una excusa, para hacer sentir bien a alguien y finalmente, para no hacerse partícipe de malas noticias.

Existen los llamados «mentirosos profesionales» y su trabajo consiste más en persuadir que el fundamento básico de mentir por mentir. Otro delicado grupo es el de los mentirosos compulsivos. El caso de éstos últimos inventan una serie de situaciones para escapar de su realidad y la patología es tan grave, que se creen sus historias.

Se dice que el cuidadano promedio miente al menos 7 veces al día. Los resultados de estudios cientificos siempre me han puesto a pensar ya que un dato final es simplemente una percepción y no algo absoluto.

Sin embargo, partiendo de esa cifra entonces mentimos 84 veces al mes y unas 1008 veces al año. Muchos pensaran que es un número «considerable» al juzgar los 365 días que tiene un año, no obstante una mentira es una mentira.

Según el San Tomás de Aquino, existen 3 tipos de mentiras: la útil, la humorística y la maliciosa. Para él, todas son pecado. Las útiles y humorísticas son pecados veniales, mientras que la mentira maliciosa es pecado mortal. La más terrible de todas es la calumnia.

Entonces ¿se deben tomar en cuenta las llamadas mentiras piadosas?. Es un tema complejo ya que establecido el hecho de esconder algo, inventar una excusa, hacer sentir bien a alguien y evitar compartir malas noticias, nadie está exento de ser un mentiroso…

-«¡Hey amigo mío ¿cómo le va?!»

-«¡Bien gracias a Dios. Apenas estaba conociéndote!»

-«¿Qué pasa Don Marcos me va a decir usted ahora que estoy muy viejo jejeje?»

-«No,no. Nada que ver. Simplemente noto que has perdido mucho cabello y tu piel ahora está mas obscura»

-«Lo que pasa es que estoy inmerso en ese monte y ya usted sabe como es el sol de allí»

-«Bueno por lo menos imagino que si de picante es el mismo, igual deben ser los beneficios»

-«¡Jajaja por supuesto! ¡Gano sumamente bien y no me quejo!»

-«Me alegro por tí amigo. Bueno, te dejo ahora y un placer haberte visto después de tanto tiempo»

-«El placer es mío… eh dame un segundito… déjame darte una tarjeta personal»

-«¡Oh mira qué bien! ¡te fuiste por la enseñanza escolar!»

-«Jejeje no se me sienta mal, pero es Licenciado y mención letras compadre!»

-«¡Ah! ¡discúlpeme Licenciado!» Miro la tarjeta y le pregunto -«Sin ánimos ofensivos ¿en verdad te graduaste ya?»

-«Todavía no, pero lo que me faltan son par de materias»

-«Bueno, verifica bien tu tarjeta y luego hablamos!», le dije al despedirme

Varias semanas más tarde recibo una sorpresiva llamada

-«¡¿Mi estimado y qué ha pasado que usted no me llama?!. Le he llamado varias veces y usted no lo toma y lo que me sale es la máquina»

-«Es raro no he visto llamadas suyas. ¡Pero bueno! ¿A qué le debo el honor de su llamada licenciado?»

-«Nada del otro mundo. Es que me cansé de buscarle algo a la tarjeta y francamente no veo nada anormal. Mi intención no fue ofenderle al decirle que era profesional»

-«No me ofendí. ¡Al contrario! Le felicité por su logro personal. Si me disculpa le debo colgar ahora porque estoy a punto de iniciar unas clases. Le enviaré un mensaje explicándole lo de la tarjeta»

-«¡Se lo agradeceré y buen día!»

Minutos más tarde, le envié un mensaje advirtiéndole que en su tarjeta le faltaba el acento a la letra «i» en «pedagogía» y que que no se escribía «mensión» con «s» sino con «c».

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