• 20 abril, 2024

Cultura viva

Por Lincoln López

Dionisio

En la mitología clásica griega, Dionisio fue el más joven y desenfadado de sus dioses, y por supuesto, moraba en el Olimpo porque era hijo del propio Zeus, el rey de todos los dioses, y de una mujer mortal llamada Sémele. Fue criado por Sileno. Cuenta la leyenda que en su juventud, Dionisio, descubrió la “cultura del vino y la forma de extraer su famoso jugo, por eso, los griegos con su concepción antropomorfista de los seres divinos,  le atribuyeron características y cualidades humanas a figuras no humanas. En este caso, dios del vino y por consiguiente de la agricultura, y por lo tanto inspirador “del delirio, del entusiasmo, de la danza, de la tragedia y de las fiestas”. Además, fue dios-patrón del teatro.

Dionisio fue muy importante y popular en su tiempo. Varios elementos incidían para ello. En primer lugar, el aspecto religioso mezclado  con el aspecto económico consistente en la producción de la uva, y en consecuencia, del vino. En segundo lugar, la llegada de la Primavera en el mes de marzo, que traía consigo la cosecha para celebrar.

De ahí las fiestas dionisíacas, en donde se mezclaron el vino, la comida, el rito y todo tipo de desenfreno por parte del pueblo, que duraban varios días. Otra de sus características era la presencia de los “ditirambos o poemas que se cantaban a coro, estos producían el olvido del yo, produciendo  que las conciencias individuales se disolvieran”. El poeta Arquíloco decía entonces: “Sólo cantaré el ditirambo cuando esté saturado por el vino”. Esta es una de las razones por la que muchos especialistas afirman que el carnaval actual tienen sus orígenes en esas fiestas, guardando las diferencias de cada tiempo, excluyendo hoy día a Dioniso e incluyendo el Cristianismo. Esa asociación, sin embargo, no debe argumentarse para la careta y el disfraz, pues como se sabe ambos estuvieron presentes en todos los períodos “de la evolución cultural de la humanidad”.

La duración de esas fiestas en la mayoría de las naciones de entonces hasta hoy varía de cultura a cultura. El carnaval más famoso del mundo, Río de Janeiro, su calendario consigna su período de cuarenta días, iniciando el 6 de enero. En nuestro país el inicio y duración es posterior: en el mes de febrero, y el secundario, en comunidades más pequeñas, básicamente rurales, alcanza la misma Semana Santa, recibiendo el nombre de Cimarrón realizado originalmente por esclavos negros y alejados de la cultura católica-europea. En otros casos se prolonga con posterioridad a este período religioso.

En las fiestas dionisíacas el dios era traído en un carro que tenía la forma de carro naval de donde se cree que se deriva el vocablo carnaval, posteriormente asociado a la fiesta de la carne o carnestolenda y hoy se disfruta de carrozas y comparsas y con una diversidad de personajes que lo están convirtiendo en un carnaval creativo, vistoso, alegre y atractivo.

Debe preservarse su identidad, coordinar su competencia interna e importantizar los núcleos de formación y proyección.

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