Lincoln López

Misión cumplida

El pasado 7 de junio expiró en Londres el afamado actor Sir Christopher Lee (1922-2015) uniéndose a una pléyade de notables que el Reino Unido ha legado al mundo de las tablas primero, y al cine y televisión después, enalteciendo las artes escénicas, y, por extensión, contribuyendo a desarrollar ese país, integralmente hablando, erigiéndose como una de las primeras siete naciones del planeta.

Desde la época de los romanos “se construyeron teatros por todo el país” hace casi mil años. A esa tradición hay que sumarle la sólida formación de sus centros académicos y una constante y responsable política de Estado; esto unido a recursos humanos talentosos, los resultados han sido coronados por el éxito tanto nacional como internacional.

El caso de Christopher Lee es excepcional, porque tuvo la condición de buen estudiante y gran deportista multidisciplinario: rugby, fútbol y esgrima, esta última instrucción resulta fundamental para el actor clásico. Fue un políglota. Hablaba en inglés, italiano, francés y español. En menor medida conocía el sueco, ruso, griego y alemán, y podía “mantener una conversación en mandarín”. Todo ello unido a su sensibilidad artística lo convirtieron en una figura legendaria del cine, principalmente. Condiciones similares llevaron a la cima mundial del arte de la representación a compatriotas suyos como Charles Chaplin, Laurence Olivier, Richard Burton, David Niven, Michael Caine, Sean Connery, Anthony Hopking…

Su disciplina, formación, talento y capacidad de trabajo le permitieron actuar en más de 280 películas y series. Probablemente en el mundo de la interpretación de personajes ningún otro actor haya alcanzado tal cantidad de filmes, y mantener al mismo tiempo, su prestigio profesional.

Debutó en Galería de espejos, y en 1948 actuó en Hamlet; a principios de los 50 participó en Moulin Rouge. En 1958 en Drácula, considerada una de las mejores adaptaciones escénicas jamás hecha. En 1965 en El Regreso de Fu Manchú. En 1973 en Los tres Mosqueteros. Más recientemente asumió el rol del hechicero en la trilogía El Señor de los Anillos…

La desaparición física de Christopher Lee coincide con las actividades anuales organizadas en Stratford-upon-Avon, ciudad natal de William Shakespeare, el dramaturgo más famoso del mundo, y que datan desde 1824. Esas actividades han logrado fortalecer la cultura nacional y contribuir significativamente a la economía local a través del turismo.

Para que el lector tenga una idea de esos ingresos, en la ciudad cuna del autor de Romeo y Julieta, en el 2012 captaron la suma de 130 millones de libras esterlinas, mientras los visitantes a Inglaterra gastaron 417 millones de libras esterlinas. Las autoridades distritales expresaron en su informe que “está claro que nuestra comunidad debe proteger todos los aspectos de esta invaluable cultura local, para las generaciones futuras” (Ayuntamiento de Stratford-upon-Avon).

Misión cumplida Sir Christopher Lee en tu paso por la vida como ciudadano y artista, por méritos propios.

Misión cumplida por las autoridades locales y nacionales de la patria de W. Shakespeare por preservar y promover parte de la identidad nacional inglesa, dándole continuidad a una celebración cultural que cumple 191 años de existencia, al tiempo que contribuye al crecimiento económico. Un triángulo realmente equilibrado.