• 13 enero, 2025

El 2024 fue el año más cálido desde el siglo XIX, según NASA y NOAA

Antoni Belchi -VOA

La temperatura global de la Tierra en 2024 fue 1,3 grados Celsius superior al promedio histórico registrado hasta ahora, una cifra récord que nunca se había alcanzado, según un informe elaborado por la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

“El 2024 ha sido el año más cálido según el registro de temperaturas que va hasta el siglo XIX. Esto significa que, lamentablemente, como seres humanos estamos aportando cada vez más al aumento de los gases de efecto invernadero al planeta”, explicó la Dra. Marangelly Fuentes, directora científica en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de NASA, en declaraciones a la Voz de América.

Según la experta, esta situación está “directamente relacionada con la cantidad de combustible fósil que tanto los seres humanos como la industria quema”, que provoca que “las temperaturas globales aumenten”.

“Los últimos diez años han sido los más cálidos en el registro. Eso es preocupante por el impacto que esto tiene en los cambios climáticos”, agregó al respecto.

Pese a esta situación, la científica asegura que “aún estamos a tiempo” para revertir ciertas tendencias, pero es necesario actuar cuanto antes.

“Tenemos esperanzas de que sí se puedan revertir lo que hemos estado haciendo ahora y que han tenido estas consecuencias”, subrayó Fuentes.

¿Cómo se mide la temperatura global del planeta?

Tanto NASA como NOAA utilizan herramientas de gran precisión que sirven para monitorear el estado del planeta y controlar cuál es el comportamiento que adopta en cuanto a las temperaturas.

“Tenemos miles de estaciones de colección de datos alrededor del globo terráqueo que nos dan datos que recopilamos en barcos, en boyas flotantes, en estaciones físicas, etc”, expuso.

Después de recopilar esa información, los científicos de ambas agencias federales se encargan de estudiarla para luego poder elaborar los informes.

“Lo analizamos de diferentes maneras: haciendo una media anual, luego según la estación del año, por regiones, por las condiciones atmosféricas y climáticas de esa región, cómo impacta en el tiempo de agricultura o en huracanes”, indicó aclarando que es necesaria la supervisión de un científico para identificar posibles errores cometidos a la hora de recopilar estos datos.

El uso de satélites para vigilar el planeta

NASA también utiliza los satélites en el espacio para verificar los datos. “Por ejemplo, el satélite PACE que nos deja ver microorganismos en el océano, incluso su interacción con las partículas pequeñas en la atmósfera y cómo eso contribuye a los diferentes fenómenos atmosféricos”, indica.

De hecho, este satélite se puso en marcha a principios del año pasado con el objetivo de monitorear los signos vitales del planeta. En entrevista con la Voz de América, Laura Lorenzoni, científica de programa de la agencia espacial, aseguró que el programa “seguirá el legado” de otros que se enviaron en el pasado y cuyo objetivo es “el de entender los cambios que se dan a largo plazo”.

El satélite de Plancton, Aerosoles, Nubes y Ecosistemas Oceánicos, cuyas siglas en inglés forman PACE, supone una “potente plataforma” de observación gracias a los sensores de última generación que se utilizan para recoger datos que serán analizados por los científicos de NASA.

“PACE va a tener capacidades únicas porque hasta ahora hemos estado observando el océano simplemente con ciertos colores”, explicó la científica.

Hasta ahora solo se podían hacer observaciones mucho más simples en las que únicamente se distinguían los colores como el “azul, el verde, tal vez anaranjado y un poco de marrón”, pero ahora se podrán observar otras tonalidades de acuerdo con la emisión de luz del fitoplancton en diferentes longitudes de onda.

“Es como una huella digital que nos permitiría entender qué tipo de especies están en el mar”, señaló la científica venezolana, que lleva más de ocho años trabajando en la NASA. En esa línea, dijo que “PACE va a ser capaz de observar todo el espectro de luz visible en escaloncitos muy chiquititos”.

“O sea, que vamos a poder entender -por primera vez desde el espacio- cuál es la composición de las comunidades acuáticas, lo cual es importantísimo para las pesquerías o para detectar especies nocivas”, añadió.

NASA también ha puesto en marcha el satélite de última generación GOES-U, cuya tecnología permitirá a los científicos y meteorólogos monitorear y predecir la trayectoria de tormentas.

“Este satélite es el último de la serie de satélites GOES-R, que son en total cuatro satélites, de alta tecnología, que va a ser capaz de tomar muchos datos de electrificación y rayos que nos van a servir para pronosticar inundaciones y lluvias intensas”, explicó José Manuel Gálvez, investigador y meteorólogo en el servicio internacional de NOAA.

El nuevo sistema también contará con un coronógrafo que “va a permitir tomar información mejor de las erupciones solares”, fenómeno que ocurre cuando el sol libera grandes cantidades de energía almacenada en el campo magnético.

Esta innovadora tecnología no solo ayudará a predecir las tormentas con mucha mayor antelación, sino que “especialmente permitirá monitorear su evolución rápida”.

“Básicamente cuando la tormenta se está aproximando a un lugar crítico, nos ayuda a entender mejor si la tormenta se está intensificando, debilitando o qué podría pasar. Es lo que se conoce en el mundo de la meteorología como nowcasting o pronóstico a muy corto plazo”, expuso Gálvez.

Esto será posible gracias a la incorporación de nuevos sensores que son capaces de “medir nubes y tipos de nubes con diferentes estructuras con muy alta resolución espacial y temporal”.

“Así mismo, también podemos tomar datos de rayos desde el espacio con altísimo resolución temporal y espacial también. Esos cambios en las nubes y en la electrificación nos ayudan a entender qué es lo que está haciendo la tormenta”, agregó.

Herramientas mucho más fiables para la predicción

Con todo, la directora científica de NASA insiste que los datos que ahora se recopilan gracias a la puesta en marcha de satélites y otras herramientas, proporcionan información mucho más fiable, aunque aún con posibles errores, para poder elaborar pronósticos del tiempo a largo plazo.

“El modelo de predicción meteorológica necesita saber el estado de la atmósfera en este momento y de ahí utiliza unas ecuaciones matemáticas para llegar a una conclusión”, agregó.

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