El humo de segunda mano en la infancia engrosa las arterias
El humo de segunda mano provoca daños irreversibles en las arterias de los niños y les hace tener un riesgo más alto de ataque cardiaco y accidente cerebrovascular (ACV) más adelante en la vida, según un nuevo estudio.
Los investigadores observaron a más de 3,700 adultos en Australia y Finlandia, y hallaron que los que se habían expuesto al humo de segunda mano cuando eran niños tenían las paredes de las arterias más gruesas.
Las paredes de las arterias del cuello en los que crecieron en casas donde ambos padres fumaban eran un promedio de 0.015 milímetros más gruesas que las de aquellos cuyos padres no fumaban.
Eso significa que la exposición al humo de segunda mano en la niñez añade unos 3.3 años adicionales de edad a los vasos sanguíneos de una persona adulta, según los autores del estudio publicado en línea el 5 de marzo en la revista European Heart Journal.
Dijeron que los hallazgos ofrecen más evidencias que respaldan las medidas para la protección de los niños del humo de segunda mano.
«Nuestro estudio muestra que la exposición al humo de manera pasiva en la niñez provoca un daño directo e irreversible en la estructura de las arterias. Los padres, o incluso aquellos que piensan en ser padres, deberían dejar de fumar. Esto no solo les haría recobrar su propia salud, sino que también protegería la salud de sus hijos en el futuro», afirmó en un comunicado de prensa de la revista la autora del estudio, Seana Gall, becaria de investigación en epidemiología cardiovascular en el Instituto de Investigación Menzies de Tasmania y en la Universidad de Tasmania.
«Aunque las diferencias en el grosor de las arterias son modestas, es importante tener en consideración que representan un efecto independiente de una sola medición de exposición (esto es, si los padres fumaban o no al inicio de los estudios) realizada unos 20 años antes en un grupo que ya tenía un riesgo más alto de enfermedades cardiacas», indicó Gall.
«Por ejemplo, aquellos cuyos dos padres fumaban tenían más probabilidades, al llegar a la edad adulta, de ser fumadores o de tener sobrepeso que aquellos cuyos padres no fumaban», explicó Gall.
Tener solo un padre que fumara no pareció tener un efecto sobre las arterias de los niños.
«Creemos que el efecto fue solo aparente cuando ambos padres fumaban debido a la mayor cantidad general de humo a los que estos niños se expusieron», dijo Gall.
«Podemos especular que el hábito de fumar de una persona que procede de un hogar en el que un solo adulto fuma es distinto», añadió Gall. «Por ejemplo, el padre que fuma podría hacerlo fuera de la casa, lejos de la familia, por lo que reduce el nivel de exposición al humo de segunda mano. No obstante, dado que no disponemos de este tipo de datos, se trata solo de una hipótesis».
Aunque el estudio mostró que había una asociación entre tener dos padres que fumaban y un aumento del riesgo de problemas cardiacos más adelante en la vida, no probó que hubiera un vínculo de causalidad.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare.