Aunque el Papa Francisco fue reconocido por su cercanía con los fieles, su respuesta inicial ante la crisis de abusos sexuales en la Iglesia Católica fue criticada por su lentitud y defensiva postura. En los primeros meses de su pontificado, evitó hablar abiertamente del tema. En 2014, afirmó que “nadie ha hecho más” que la Iglesia para erradicar el abuso, una declaración que provocó controversia entre los sobrevivientes.
De la negación a la acción: el caso Barros y el giro del Vaticano
Uno de los momentos más polémicos fue su defensa pública del obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir abusos. Tras las críticas y una investigación interna, Francisco admitió su error y pidió disculpas a las víctimas. El punto de inflexión llegó en 2018, cuando recibió a varios sobrevivientes chilenos en el Vaticano. Poco después, ordenó la renuncia masiva del episcopado chileno, en una de las acciones más drásticas de su pontificado.
Reformas históricas contra el abuso clerical
Francisco reconoció el clericalismo como una de las raíces del problema. En 2019, organizó una cumbre inédita en el Vaticano sobre protección de menores, y emitió nuevas normas para:
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Hacer responsables a los obispos por encubrimientos.
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Eliminar el secreto pontificio en investigaciones de abuso.
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Obligar a denunciar abusos a las autoridades vaticanas.
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Reformar el derecho canónico para incluir a adultos vulnerables y laicos.
También creó la primera comisión pontificia para la protección de menores. Sin embargo, voces críticas, como la de Marie Collins, denunciaron la lentitud del cambio y la resistencia interna en el Vaticano.
El reto pendiente: aplicar las reformas
A pesar de avances significativos, la aplicación de estas reformas ha sido inconsistente. El padre Hans Zollner, experto en protección infantil, renunció a una comisión papal alegando falta de transparencia y rendición de cuentas. Por su parte, la Red de Sobrevivientes de Abusos por Sacerdotes (SNAP) pide al próximo papa implementar una política de tolerancia cero, con sanciones claras para los abusadores y quienes los encubren.
Un escándalo global que exige coherencia y justicia
Durante su pontificado, Francisco también reconoció el abuso de monjas y alertó sobre los abusos psicológicos y espirituales dentro de comunidades religiosas. Promovió reformas estructurales para supervisar mejor la formación de nuevos grupos dentro de la Iglesia.
Aunque su legado en esta área está lejos de ser perfecto, Francisco impulsó medidas cruciales para enfrentar uno de los mayores escándalos en la historia de la Iglesia. El gran desafío ahora recae sobre su sucesor: asegurar que estas reformas no queden solo en el papel y que la justicia para las víctimas se convierta en una prioridad real y sostenida.
