• 19 abril, 2024

Equilibrio de la biodiversidad

De Rafael Núñez

Si contamos desde el momento en que se tiene noticia de la presencia de vida en el Planeta, estamos hablando de que esa diversidad de animales, personas y plantas tiene unos 200 mil millones de años habitando y transformándose en la tierra.

Esto significa que 200 años de historia de la vida humana, animal y vegetal,  viene a ser un átomo de agua en el océano pacífico. Si se quiere tener una idea de esta comparación que establezco entre una y otra cosa, hay que destacar que el Pacífico es el más grande de los océanos con una superficie de 155 millones 557 mil kilómetros cuadrados, lo que representa el 49. 3 por ciento de la superficie del globo terráqueo. Le sigue el Atlántico con un 24.4 por ciento. Esto significa que verter un átomo de agua en el Pacífico es algo más que insignificante. La edad promedio de un ser humano, comparada con su existencia en el globo, también es una fantasía.

De acuerdo con los últimos datos estadísticos, dados a conocer en el 2008, el globo terráqueo está poblado por 6 mil 709 millones 132 mil 764 personas, siendo el continente asiático el de mayor densidad poblacional con 4 mil 053 millones 868 mil 079 seres humanos.  Para el primer año después de la muerte de Jesús, se calcula que la población era de 200 millones de personas en todo el planeta.

Actualmente, Estados Unidos tiene 100 millones de personas más de lo que era la población mundial un año después de la muerte de Jesucristo.  Desde el año 1800 d.c hasta la fecha, la población mundial ha registrado un crecimiento anual medio de 1.29 por ciento. El primero de enero de 1800, se inicia el siglo XlX y para esa fecha, es decir dos siglos atrás, había en el planeta 978 millones de personas.

El mayor crecimiento de la población mundial se produjo en 50 años. Desde el año 1950, cinco años después del concluir la Segunda Guerra Mundial,  se inicia el crecimiento poblacional vertiginoso  hasta el año 2000, período en el que se estima el incremento en un 130 por ciento.

La densidad poblacional se ha multiplicado tan vertiginosamente que en el año 1970, en el mundo había sólo 3 mil 692 millones 492 mil habitantes. Esto significa que en 40 años, la población mundial se ha duplicado. De acuerdo con los cálculos de transición demográfica, la población mundial ha entrado en una fase de estancamiento en su crecimiento debido a que los países industrializados, y otros en vías de desarrollo, las tasas de mortalidad bajaron, gracias a los avances en las técnicas agrícolas,  la medicina y la alfabetización, que ha mejorado la calidad de vida de millones de seres humanos en el planeta.

Decía, sin embargo, que 200 años de historia de los seres vivos en el planeta, si se compara con los miles de millones de años de que se tienen noticias de vida en la tierra, es algo insignificante. En doscientos años, sin embargo, han ocurrido acontecimientos a escala planetaria que nos indica que los seres humanos estamos haciendo todo lo indecible por destruir la biodiversidad.

Desde mitad del siglo XlX, la humanidad ha contemplado serena y callada, como si nada pasara, manifestaciones de la naturaleza, señales que indican que hay un desequilibrio en el mundo, fruto de nuestras propias acciones irresponsables. Acciones ligadas, fundamentalmente, a la avaricia humana por explotarlo todo. La más reciente de estas manifestaciones de la naturaleza se produjo en Islandia, una pequeña isla ubicada al norte del Océano Atlántico, entre Europa y América. Con una población de no más de 310 mil habitantes, pero con niveles de desarrollo humano altísimos, que sólo se vieron afectados por la crisis financiera global desatada en Estados Unidos, Islandia posee 200 volcanes pos glaciales, dos de los cuales hicieron erupción el mes pasado, creando una crisis del tránsito aéreo en Europa, dejando varadas a miles de personas, un número indeterminado de negocios fallidos, no por designios de la divinidad de Vulcano, a pesar de que el volcán Helka fue conocido en la Edad Media como la Morada de los Condenados.

De acuerdo con análisis científicos sobre las causas de las erupciones, los dos volcanes, incluido el Helka (el nombre en islandés del segundo es impronunciable,) se debe al entrar en contacto el magma del volcán (unos 1,200 grados de calor) con las aguas heladas del Artico, que presionadas por el calentamiento global, empujan piedras calientes fuera de la superficie terráquea. Ese es el más reciente de los desastres de la naturaleza que copó la atención no sólo de los habitantes de la eurozona, sino de todo el mundo.

En Japón, Perú, China, Indonesia y Pakistán se produjeron los peores terremotos de los últimos cien años, el primero de ellos en China, el 1 de septiembre de 1923, causando la muerte de 123 mil personas. El que mayor daño a la vida humana provocó fue el sismo chino del 28 de julio de 1976, que dejó 250 víctimas. El terremoto de Haití, del 12 de enero pasado, dejó 225 mil muertos.

Entre 1900 y 2007, China (como es natural) aportó la cifra más alta de muertos con 12 millones 619 mil 280 a causa de desastres naturales, seguida de la India con 9 millones 108 mil 609 muertos por la misma razón.

La denuncia de los científicos, estudiosos y protectores del medioambiente el pasado enero, no tiene nada de exageración por los resultados de los fenómenos del niño y la niña, producto del calentamiento global.  La conferencia sobre el lanzamiento del Año Internacional de la Diversidad Biológica, se reveló que Amazonia ha perdido del 17 al 18 por ciento de sus árboles, llegándose a establecer que una combinación entre el recalentamiento planetario (estimado en dos grados por encima de la temperatura promedio de la era preindustrial), la deforestación de esa zona y los incendios, pone en peligro la vida en el planeta. La diversidad de la cuenca Amazónica donde se han identificado 2 mil especies, está amenazada. La banquisa del Artico y del Antártico hace años entró en un proceso de deshielo.

Se sabe por estudios científicos que la temperatura en la tierra subió 0,8 grados, mientras el 60 por ciento de los ecosistemas mundiales están degradados. Si las autoridades mundiales han sido incapaces de mantener un control demográfico, por lo menos cada uno de nosotros puede hacer algo, comenzando por no depredar la flora, cuidar la vida animal y no contaminar nuestras aguas.

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