• 26 noviembre, 2024

Experta advierte que lo que más engorda es el desorden alimenticio

Madrid, feb. 09 (ANDINA). El desormen alimenticio es lo que más engorda y provoca el aumento de peso, sostiene una experta nutricionista al advertir que deben evitarse pequeños gestos, como picar entre horas o saltarse comidas, y en hábitos de la vida diaria, como ir al supermercado antes de comer o comprar sin hacer una lista.  Precisó que un estudio realizado entre más de 22 mil personas en 12 países permitió concluir en que la obesidad no sólo merma la autoestima, sino que aumenta 2,4 veces las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2, tres veces el riesgo de hipertensión, 2,8 el de sufrir dislipemia y 1,8 veces las opciones de tener un cáncer de mama.  Además, a partir de los 40, las mujeres con problemas de obesidad tienen 7 años menos de esperanza de vida que el resto y los hombres 5,8.  La clave está en la denominada grasa visceral, aquella que se acumula en el abdomen, entre las vísceras, y que hace aumentar el volumen del intestino. Esta grasa genera sustancias tóxicas que dañan los órganos, dando lugar al conocido como síndrome metabólico, caracterizado por la aparición de todas estas enfermedades.  Este síndrome lo sufren el 45 por ciento de los mayores de 60 años y es más frecuente en hombres, aunque a partir de los 60 los porcentajes se igualan, explica Susana Monereo, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición y coordinadora de la Unidad de Obesidad Mórbida del Hospital Universitario de Getafe.  Monereo dice que, aunque no hay que abusar de productos como las grasas saturadas, el azúcar o el alcohol, las dietas desequilibradas, en las que se dejan de consumir ciertos alimentos para perder peso rápido, además de provocar el famoso 'efecto yo-yo', hacen que aumente la grasa abdominal.  Aunque su acumulación tiene "un componente genético" --que afecta más a los hombres-- aumenta con el consumo de alimentos como el alcohol, los dulces y las grasas, sobre todo saturadas y trans. "También las dietas pobres en fibra o calcio favorecen la acumulación de grasa visceral", advierte esta experta  "Todos sabemos que las dietas sin hidratos de carbono, que se conocen tanto, las dietas proteínicas adelgazan mucho, pero al cabo de tres, seis meses, de un año, de dos, la mayoría ha recuperado el peso y además se les ha alterado la conducta alimentaria y con mucha frecuencia, el efecto rebote", explica.  El efecto rebote, dice, "acaba convirtiéndose en un trastorno de conducta y así empiezan los 'picoteos' y, con muchísima frecuencia, los atracones, atracones de hidratos de carbono, que no has comido durante un tiempo y el cerebro los necesita, pide y nunca los pide con orden (...) sino de forma exigente, con ansiedad".  A su juicio, perder peso debe plantearse como una carrera de fondo con objetivos realistas. Considera "factible" intentar perder de medio a un kilo a la semana --lo que equivaldría a un centímetro de cintura a la semana--, pues "cuando se pierde más lo que se reducen son otros elementos, como agua, músculo o masa osea".pgMadrid, (ANDINA). El desormen alimenticio es lo que más engorda y provoca el aumento de peso, sostiene una experta nutricionista al advertir que deben evitarse pequeños gestos, como picar entre horas o saltarse comidas, y en hábitos de la vida diaria, como ir al supermercado antes de comer o comprar sin hacer una lista.

Precisó que un estudio realizado entre más de 22 mil personas en 12 países permitió concluir en que la obesidad no sólo merma la autoestima, sino que aumenta 2,4 veces las posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2, tres veces el riesgo de hipertensión, 2,8 el de sufrir dislipemia y 1,8 veces las opciones de tener un cáncer de mama.

Además, a partir de los 40, las mujeres con problemas de obesidad tienen 7 años menos de esperanza de vida que el resto y los hombres 5,8.

La clave está en la denominada grasa visceral, aquella que se acumula en el abdomen, entre las vísceras, y que hace aumentar el volumen del intestino. Esta grasa genera sustancias tóxicas que dañan los órganos, dando lugar al conocido como síndrome metabólico, caracterizado por la aparición de todas estas enfermedades.

Este síndrome lo sufren el 45 por ciento de los mayores de 60 años y es más frecuente en hombres, aunque a partir de los 60 los porcentajes se igualan, explica Susana Monereo, jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición y coordinadora de la Unidad de Obesidad Mórbida del Hospital Universitario de Getafe.

Monereo dice que, aunque no hay que abusar de productos como las grasas saturadas, el azúcar o el alcohol, las dietas desequilibradas, en las que se dejan de consumir ciertos alimentos para perder peso rápido, además de provocar el famoso ‘efecto yo-yo’, hacen que aumente la grasa abdominal.

Aunque su acumulación tiene «un componente genético» –que afecta más a los hombres– aumenta con el consumo de alimentos como el alcohol, los dulces y las grasas, sobre todo saturadas y trans. «También las dietas pobres en fibra o calcio favorecen la acumulación de grasa visceral», advierte esta experta

«Todos sabemos que las dietas sin hidratos de carbono, que se conocen tanto, las dietas proteínicas adelgazan mucho, pero al cabo de tres, seis meses, de un año, de dos, la mayoría ha recuperado el peso y además se les ha alterado la conducta alimentaria y con mucha frecuencia, el efecto rebote», explica.

El efecto rebote, dice, «acaba convirtiéndose en un trastorno de conducta y así empiezan los ‘picoteos’ y, con muchísima frecuencia, los atracones, atracones de hidratos de carbono, que no has comido durante un tiempo y el cerebro los necesita, pide y nunca los pide con orden (…) sino de forma exigente, con ansiedad».

A su juicio, perder peso debe plantearse como una carrera de fondo con objetivos realistas. Considera «factible» intentar perder de medio a un kilo a la semana –lo que equivaldría a un centímetro de cintura a la semana–, pues «cuando se pierde más lo que se reducen son otros elementos, como agua, músculo o masa osea».

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