Iberostar Costa Dorada, la diferencia en la zona norte
Por Grey Núñez.
Voy caminando por la vida, aprovechando cada instante que el creador me brinda, nunca me detengo en publicar los momentos felices que disfruto junto a mis seres queridos, pero el complejo turístico Iberostar Costa Dorada, en Puerto Plata, me ha inspirado a escribir lo que narro en estas líneas.
Soy un asiduo visitante de diferentes «Resorts», creo que es lo más sano para divertirse en familia. Estuve este fin de semana en Iberostar Costa Dorada en Puerto Plata y la verdad que me resulto un lugar fascinante. Es un paradisiaco hotel, que la evaluación de cinco estrellas que ha recibido de los organismos acreditados, realmente son cumplidas a cabalidad. Desde la recepción, restaurantes, bares, habitaciones, piscinas, comidas, excelente servicio, e higiene, hacen de este complejo turístico algo sinigual en la zona norte.
Hay razones más que suficientes para ver llegar turistas de toas partes del mundo, como Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y muchos otros países europeos. Allí se da de manera constante aquella expresión de que unos se despiden plenamente satisfechos y otros llegan con la recomendación de que todo será placentero.
Son muchos los buses que llegan cargados de turistas de diferentes nacionalidades y llegan hasta Iberostar, con una determinación clara de que llegaron al lugar perfecto.
Son recibidos con una calida bienvenida por un personal resuelto a hacerlos sentir como reyes y reinas en un hotel cinco estrellas donde de solo llegar, se palpa ese gran calor humano dispuesto a ofrecerles lo mejor. Ese gran equipo, dirigido por el Sr. Jort Buning, Director General del complejo turístico, ha sido reclutado un gran personal para hacer del turista lo más importante al eligir un destino exclusivo como Iberostar Costa Dorada, Puerto Plata.
Iberostar Costa Dorada, es un lugar para príncipes y princesas, así me sentí, lo mismo que mi querida esposa. Pronto estaré de vuelta. Gracias al Sr. Jort Buning, por ser parte de tanta calidad, gracias a mí amigo, Ernesto Ureña por ser el puente hasta llegar allí.
