Jovenes con extraña enfermedad necesitan ayuda
De Maxwell Reyes
Constanza.-Los jóvenes Carlos y Jilena Santos Corcino ambos de 27 y 28 años jugaban y hacían todo como niños normales hasta la edad de 12 años cuando apareció una extraña enfermedad que cambió el rumbo de sus vidas y el de su familia.
Carlos y Jilena me recibieron en su humilde hogar de la calle Mella, en el barrio el Chorro en Constanza con la alegría de un amigo que llegó a su casa y que tenía mucho tiempo que no visitaba.
Estos jóvenes perdieron a una hermana de 8 años que en situaciones similares también enfermó, otro está en iguales condiciones y la ayuda municipal que recibían de RD$1,000 pesos mensuales le fue retirada luego que el sindico de Constanza perdiera las elecciones.
Según narra la hermana menor de ambos, Alexandra Santos Corcino sus padres Andrés y Emilia subsisten de la caridad de algunos vecinos y los mil pesos eran utilizados para comprar calcio y vitaminas para sus hermanos, quienes han quedado a la suerte de las dadivas del algún buen samaritano.
‘’Ellos eran niños normales, que jugaban, estudiaban, pero fue a los 12 años de edad que comenzaron a sufrir de esa enfermedad, les comienzan los nervios, flojedad en las piernas y no paran de babear’’ explica Alexandra, quien por el momento se ha librado de la enfermedad.
Desde entonces, Carlos y Jilena han sido tratados por diversos médicos sin que hasta el momento sea ofrecido un diagnostico del terrible mal que le mantiene imposibilitados.
A pesar de estar en condiciones de inmovilidad, escuchan bien, entienden todo, pueden ver, Jilena puede ponerse de pie con dificultad pero por su debilidad en sus huesos debe volver a sentarse mientras que Carlos no puede hablar.
Al padecer de una crisis nerviosa ambos no pueden tomar ningún tipo de medicamentos diferentes a calcio y vitaminas.
Su padre Andrés Santos quien por padecer de una enfermedad no puede trabajar y Emilia Corcino su madre consigue en ocasiones trabajo de lavado y planchado para poder mantener la alimentación de la casa.
Sin embargo, expresan que lo más doloroso para la familia es que no pueden comprar las sillas de ruedas de Carlos y Jilena, debido a que las que tienen se encuentran deterioradas, además que luego que fueron retirados los recursos que entregaba el ayuntamiento de Constanza, ha faltado el calcio y las vitaminas que mantienen en buen animo a esos dos jóvenes especiales.