La historia del robo de Lindsay Lohan tiene fecha fin, el 10 de marzo, y dos posibles finales. Si la joven decide declarar en el juicio por el robo de un collar de 1.800 euros, irá a prisión, pero si quiere evitar la cárcel, tiene la opción de negociar con la Fiscalía un acuerdo más beneficioso.
«Este caso (de robo por hurto mayor) incluye prisión. Si declara frente a mí y el caso se resuelve frente a mí, usted irá a prisión, punto», sentenció el juez Keith L. Schwartz. «Usted será tratada igual que todo el mundo, ni mejor ni peor».
Ante la seguridad de acabar entre rejas si declara en el juicio, a Lohan le queda la opción de negociar un acuerdo con la Fiscalía que resuelva el litigio y le evite presentarse delante del juez, señala Europapress.
Además de la cárcel, la sentencia de un hipotético juicio incluiría terapia psicológica para evitar «que vuelva a ser una infractora». «Quiero que siga con su vida», ha declarado Schwartz.
Aparte de dicha cita judicial del próximo 10 de marzo, Lindsay se presentará en los juzgados también este viernes por sus anteriores cargos de conducir ebria, por los que fue sentenciada a permanecer tres meses en la clínica de rehabilitación Betty Ford