Lo que esperamos de las elecciones
Por Manuel Vólquez
La Junta Central Electoral (JCE) asegura que tiene lista la plataforma para garantizar el domingo 19 de mayo unos transparentes y democráticos comicios presidenciales y congresionales en el que nueve candidatos se disputa el codiciado Poder Ejecutivo.
Alegra saber que al momento de elaborar este artículo, las cosas marchan con absoluta normalidad y no se han reportado incidentes, como solían ocurrir en los anteriores referéndum, con balances de muertos y heridos.
Los nueve aspirantes a la Presidencia de la República han sido muy cuidadosos al elaborar la agenda de los recorridos y la celebración de actos políticos para no coincidir en los lugares visitados en el marco de las jornadas de campaña electoral desarrolladas en las provincias. Por eso no han surgido roces violentos que lamentar. Eso nos indica que, poco a poco, estamos madurando.
Ellos, el liderazgo político, deben orientar a los militantes a respetar las reglas dictadas por la Junta Central Electoral, sobre todo, no instalar propagandas frente a los colegios de votaciones y dejar a un lado la aberrante práctica de comprar cédulas o votos.
Cabe señalar que, independientemente del cúmulo de pasiones y emociones que yace a lo interior de nuestros proponentes, los debates y réplicas acontecidos por la televisión y otras plataformas presenciales se desarrollaron con respeto, altura, sin caer en los insultos. En cada escenario expusieron las ideas y los programas de gobierno que aplicarían de triunfar en ese proceso democrático.
Para el plebiscito del 19 de mayo sólo habrá un ganador del sillón presidencial. El victorioso celebrará con creces y aspiramos a que los perdedores ofrezcan a la sociedad una muestra de humildad, civismo, receptividad y cordura, aceptando los resultados sin pataleos.
Por ahora, los principales candidatos de la oposición no han aceptado los resultados de las encuestas e incluso alguien mantiene la tesis de que las estadísticas de esos sondeos, que dan a Luis Abinader ganador de la reelección, se revertirán a su favor el día del sufragio. Naturalmente, es un estilo elegante de refutar el trabajo de las empresas entrevistadoras y no desanimar a los seguidores. Así funciona la política, con mentiras y manipulación de cerebros.
Según las investigaciones levantadas por las diferentes firmas, Luis Abinader ganaría la reelección con el 58 ó 66% de los votos; el 25% sufragará para Leonel Fernández; y un lejano 13% obtendrá Abel Martínez.
Desde noviembre pasado, cuando se aplicó la primera cuota de opinión pública de Diario Libre-Greenberg, el índice de aprobación del actual mandatario ha aumentado sustancialmente, a pesar de las sostenidas críticas a su gestión, que tiene como parte frágil la percepción de los ciudadanos de una escalada de la delincuencia, incremento del alto costo de la vida, la inflación y la inseguridad ciudadana.
Los datos de las últimas mediciones electorales realizadas por las firmas Gallup-RCC Media, Mark Penn/Stawell/Noticias SIN, Diario Libre-Greenberg y otras, proyectan el triunfo en primera ronda de Abinader.
En su más reciente estudio, Gallup-RCC Media estableció que de los entrevistados un 60% votaría por el gobernante, 24.6% lo haría por Leonel Fernández y 11.1% por Abel Martínez. El cuestionario
fue realizado entre los días 25 y 28 de abril, justo después del debate de candidatos presidenciales organizado por la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE).
Según la proyección de esos informes, luego de culminar las votaciones el partido Fuerza del Pueblo quedaría como la segunda entidad política de importancia del país, después del gubernamental Partido Revolucionario Moderno (PRM), desplazando de esa posición al deteriorado partido morado.
Es preciso expresar que desde el 2020 al 2024 ha habido un aumento considerable de ciudadanos con derecho a ejercer el referéndum, lo que significa un índice acelerado de habitantes dominicanos en las últimas décadas. La población crece sin planificación.
Este año, para la celebración de estas consultas están empadronadas 8,145,548 personas, que seleccionarán el próximo presidente, los 32 senadores, los 178 diputados territoriales, cinco diputados nacionales, siete del exterior y 20 del Parlamento Centroamericano (Paralacen) (con igual número de sustitutos).
De la matrícula registrada en el padrón de la JCE, 40,397 son nuevos electores. Unos 7,281,763 votarán en suelo dominicano, mientras que en el extranjero están llamados a ejercer el sufragio 863,785. Estos plebiscitarios acudirán a 4,295 recintos electorales y 16,851 colegios electorales, de estos 1,571 corresponden a las 23 Oficinas de Coordinación de Logística Electoral del Exterior (OCLEE).
El padrón electoral del 2024 lo encabezan las mujeres con 4,176,365, representando el 51%, mientras que el resto 3,969,183, un 49% son hombres. La novedad es que, creo que por primera vez, 4 mil 296 privados de libertad irán a las urnas. Por igual, 101 personas con discapacidad ejercerán el sufragio en casa, modalidad que se estrena en estos comicios. Tendrán derecho a votar los reos que se encuentren en calidad preventivos, tras una decisión emitida por un juez de la instrucción, así como aquellos que hayan sido objeto de una sentencia de condena, “pero que la misma no sea definitiva o irrevocable por tener abiertas las vías recursivas previstas en la ley”.
Revisando el padrón del 2020 hemos encontrado diferentes variaciones en las estadísticas. Por ejemplo, en esa ocasión hubo 7,529,932 electores, es decir, 6,934,053 correspondían al padrón local y 595,879 en el exterior. También, había 4,326 recintos y 16,506 colegios electorales; los compromisarios femeninos fueron 3,850,393 y un total de 3,679,539 masculinos. Mayores de edad, 7,506,673 y 23,259 menores calificados para votar.
Lo anterior evidencia que hemos adquirido mucha conciencia sobre la importancia de concurrir a las urnas, aunque continúa en aumento la cuota de abstencionismo. Esa parte hay que revisarla buscando las causales que provocan esa indiferencia.
Lo real, lo que piensan las mayorías de los dominicanos, es que el país debe avanzar, experimentar cambios sustanciales en todas las estructuras económicas, políticas y sociales, por encima de los intereses personales de los recalcitrantes que con sus perversas acciones promueven al retroceso.