Locos con titulo
Todos somos parte de algo en la vida, de un grupo social, una entidad religiosa o emprendedores por pasión que terminamos en algún momento siendo fanáticos de nuestras propias decisiones e incentivando a la causa de manera incorrecta e innecesaria.
Sin temor a equivocarme, me atrevo a jurar que cada uno es víctima de lo que siembra, de los pensamientos que cosecha, de las verdades que uno persigue sin ninguna razón lógica o vituperio al engaño o sentido común. Tan simple como un pasa tiempo, un nuevo hábito, una nueva creencia nos otorga una nueva identidad de la que nos adueñamos sin tomar en cuenta el efecto social que esto pudiese causar a nuestro estilo de vida y convirtiéndonos en seres no cuerdos y dignos de pena.
Cuando victimizamos personas que carecen de entendimiento, de razonamiento como producto de alguna situación en la vida: accidente, problemas neuronales o psicosomáticos, trastornos múltiples de la personalidad, lógicamente se entiende que estos pacientes mentales conllevan un tratamiento especial por la condición que presentan, pero el hecho ya está comprobado, y más que llamarles “LOCOS” son enfermos mentales. La ciencia trata desesperadamente de encontrar una solución que pueda reversar estos efectos y curar estas personas que no saben su condición actual. Ahora bien, hay otro grupo a los que yo llamo locos con titulo, son aquellas personas que crean dichas situaciones, son ese grupo de individuos que causan sus propios trastornos de personalidad.
¿Usted se ha preguntado por qué una persona que ostente de una fe enferma a DIOS, debe comportarse de una manera disruptiva, por qué el fanatismo les roba la inocencia a cambio de un lugar en la sociedad, o no ha visto usted como un orador, un charlista crean una imagen personal imponente a los que todos queremos imitar sin importar el daño que esta cause?
Me parece absurda la idea de optar por ser objetos de burla, de crítica y mal ejemplo para los que quieren practicar esas actividades. Locos con titulo, aquellos que abandonan la realidad actual para sumergirse en un mundo incierto con el fin de crear fama o admiración ante los demás, quienes de manera consciente arrastran generaciones venideras a precipicios y lugares de oscuridad, sin salida.
Mientras más carecemos de conocimiento, más violenta es nuestra reacción ante aquellos que cuestionan este tipo de comportamiento. Ser fanático crónico sobre algo genera discrepancia en la personalidad, una necesidad de sobreponerse con gustos y creencias sociales que viralizan un contexto errado de lo que debe ser cultura. Locos con títulos, son aquellos que viven una realidad más aguda que un enfermo mental, es una situación creada y sistematizada por el creyente o el practicante del fanatismo perturbando potencialmente la paz de los demás.
Según el escritor y filosofo Francés Voltaire, “cuando el fanatismo a gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”. Sin lugar a duda, la peor enfermedad mental que puede existir
en la vida es aquella a la que usted mismo le pone un nombre, la que usted saca a relucir cuando habla con los demás, cuando camina por la calle, cuando se viste, cuando expresa en lo que cree y con las personas con las que usted se relaciona. Yo prefiero ser un enfermo mental sin tener consciencia de ello en lugar de crear mi propia enfermedad mental, aunque siempre está la opción de no optar por esta última.
Edilberto Zapete
