
Pretender dejar a un país sin foresta y por tanto sin río debe ser el mayor legado a la estupidez y la falta de razonamientos. Con Loma de Miranda, los legisladores y el gobierno que preside Danilo Medina al parecer nunca han reconsiderado esta problemática de secar mas rios para contar con menos agua para consumo humano o para irrigar los sembradíos.
Es verdad que el gobierno está en una disyuntiva, de afectar la imagen y verse ante una demanda por desconocer el estado de derecho e inversión extranjera.
Sin embargo, sería un pecado mayúsculo y dejaría un legado funesto de ser quien dejó a una gran parte de la población mendigando una gota de agua.
Loma de Miranda como dice el slogan no debe negociarse, pero tampoco ninguna otra zona donde nazca un afluente. La idea en vez de deforestar para sacar oro, debería ser el sembrar por todos los rincones y recuperar nuestros ríos.
