Manipulación apocalíptica de la genética humana
Por Manuel Vólquez
Recientemente vi un documental por Discovery H2 en el que se explicaba que los científicos estaban haciendo experimentos sobre la inmortalidad humana tomando como base el ácido desoxirribonucleico (ADN). Incluso decían que la investigación estaba avanzada en un 98% y que la misma sería un éxito.
La inmortalidad humana la está trabajando la ciencia con la aplicación de avanzados experimentos para eliminar del cuerpo todas las causantes de las enfermedades catastróficas que inciden en la mortalidad, en especial las patologías cancerígenas.
El hombre de la antigüedad siempre pensó en la inmortalidad, pues veía a la muerte como un problema que debía evitarse mediante la ingesta de medicamentos que frenaban la vejez. El moderno, también.
La inmortalidad o vida eterna supone la existencia infinita que consigue superar la muerte. A lo largo de la historia, los seres humanos han tenido el deseo de vivir para siempre.
La idea es considerada entre algunos filósofos como la respuesta a la angustia, el sufrimiento y al miedo que produce en el ser humano la conciencia de abandonar para siempre a la familia. Esa ansia de continuar llevando una vida infinita crearía y desarrollaría el concepto de inmortalidad y constituiría, además, el núcleo de la antropología de la religión.
La hermosa, dictadora, ambiciosa y manipuladora Cleopatra, una de las más reconocidas faraonas del Antiguo Egipto, amante de Julio César y de Marco Antonio, creía en eso y se valía de plantas medicinales en un esfuerzo desesperado por conservar la vida y la belleza. Sin embargo, murió a causa de la mordedura venenosa de una serpiente. Su nombre real era Cleopatra Filopator Nea Thea.
Los demás dictadores de esa época tenían la misma creencia y se pasaban el tiempo implorando a los dioses para que los protegieran de la muerte. Cuenta la historia que en la mitología griega había preocupación por la desaparición de la juventud y el acelerado acercamiento de la vejez. Pone como ejemplo a Titono o Titón, un mortal hijo de Laomedonte, rey de Troya, y hermano de Príamo. Como su hermano Ganímedes, Titono era de una belleza deslumbrante y la diosa Eos (Aurora en la mitología latina), se enamoró de él. Esta le pidió al dios Zeus que concediera la inmortalidad a su amado Titono, cosa que el padre de los dioses concedió. Pero a la diosa se le olvidó pedir también la juventud eterna, de modo que Titono fue haciéndose cada vez más viejo, encogido y arrugado, hasta que se convirtió en cigarra o en grillo, según otras versiones.
«En 2045, el hombre será inmortal». Así lo afirma José Luis Cordeiro, profesor venezolano y asesor de la Singularity University de Silicon Valley, una institución académica americana creada en 2009 por la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, más conocida como NASA, y financiada por Google, que ha participado en el encuentro “Inteligencia artificial y porvenir de la especie humana”.
“Ni el sida, ni el cáncer, ni el hambre. Nada. En poco más de 30 años, ninguna enfermedad podrá acabar con la especie humana”, dice el reputado académico, quien asegura que “el envejecimiento es una enfermedad curable».
Este futurólogo defiende que “la terapia génica y la inteligencia artificial nos llevarán a la era post humana», y además confía en los avances de la robótica, la bio impresión de órganos artificiales con impresoras 3D y el futuro control de nuestro genoma.
También anuncia que el cerebro podrá ser sustituido por algo así como un software. No es el único en hacer esos pronósticos, pues el grupo chino Huawei, uno de los mayores fabricantes de teléfonos inteligentes, reconoce estar explorando la perspectiva de la inmortalidad, como hace Silicon Valley. Según Kevin Ho, directivo de la multinacional, «en el futuro, quizá podamos comprar capacidad informática que sirva de sustituto para pasar del mundo físico al mundo digital».
Otra cosa que anunció fue que, en el año 2035, los niños podrán utilizar aplicaciones para chatear con sus abuelos muertos, ya que habrán descargado previamente su conciencia humana en computadoras, que al decir de los escépticos es una tenebrosa mezcla de Matrix y Heidi.
Por si la inmortalidad no se inventa a tiempo, ya hay quien está apostando por la crio preservación como plan B. Se trata del proceso en el cual las células o tejidos son congelados a muy bajas temperaturas. La congelación de embriones o semen es cada vez más frecuente, tanto para aquellas mujeres que quieren retrasar su maternidad como para las que sufren problemas oncológicos.
Para muchas personas, el sistema carece de aval científico y gana cada vez más adeptos desesperados. Empero, la congelación con nitrógeno líquido ya se está comercializando para criogenizar cuerpos. Es decir, congelar a un ser vivo con la intención de reanimarlo en el futuro. Eso suena como la película de ciencia ficción.
Es obvio que se trata de una grosera y atípica manipulación apocalíptica de la genética humana.