Entre mil 500 y tres mil niños nacen cada año sordos en RD
Colmadones y discotecas causan daños irreversibles a la audición.
Santo Domingo.- Los colmadones y discotecas en República Dominicanas contribuyen decisivamente al aumento de la sordera en adultos dominicanos. Un país que ocupa el segundo lugar a nivel mundial en mayores emisiones de ruidos dañinos a la salud y por si fuera poco en donde nacen cada año entre mil 500 y tres niños sordos.
Las apreciaciones son de Carlos Torres, especialista en audiología, quien lamenta que la música de los llamados lugares de diversión se mantenga por encima de los 120 decibelios, causando daños irreversibles y sostenidos a la audición, función que cuando se daña no hay ninguna posibilidad de “arreglarla”.
Explica al ser entrevistado en el Programa Prensa y Salud que conduce la periodista Berky Feliz con la colaboración del doctor Jose Gabriel Fernández, que hay que valorar también el incontable rosario de fuentes de ruido que atentan en Quisqueya la bella, contra la salud de sus habitantes.
Sostiene que en el caso de los recién nacidos entre mil 500 y tres mil niños nacen cada año en República Dominicana con problemas de audición y sordera; que no se les detecta. Cuando son examinados a los dos o tres años realmente no hay posibilidades para recuperarse y son condenados por inobservancia a vivir sordos, discriminados y con pocas oportunidades de estudio y en el campo laboral.
Las implicaciones de esta situación son “que ese niño perdió casi todas las posibilidades de aprender el lenguaje”.
Esta situación puede ser revertida, si las autoridades sanitarias del país disponen la realización obligatoria, para todos los recién nacidos, de una prueba que determine si padecen hipoacusia neonatal, el examen de emisiones otoacusticas está incluido en el Plan Básico de Salud, lo que significa que la mayoría de los planes de seguros o iguales medicas lo cubren.
Erróneamente se cree que las personas sordomudas nacieron así y esa creencia no es cierta; nacieron -explica Carlos Torres-, con una sordera profunda, y ó no se ocuparon ó no tuvieron los medios para recuperar la audición.
Afirma el especialista que esas personas pueden emitir sonidos, lo que ellos no pueden es repetirlos porque no escuchan los sonidos, lo que implica que esas representaciones no llegan al cerebro y no las pueden emitir.
Cree que a las personas en este país se les condena a la sordomudez, porque estos niños van a depender de sus padres hasta que crezcan, pero cuando crecen se encuentran con otro problema y es el relativo de que no pueden comunicarse con el resto de la sociedad y son discriminados y no solo al negárseles oportunidades de estudio y trabajo en igualdad con los otros, sino que posiblemente deban ser asistidos por el Estado.
Entiende el especialista en audiología que a ese Estado a través de las autoridades sanitarias, le resultaría más económico y mejor, hacerle un estudio a todos los recién nacidos, y no mantener de por vida a personas que pueden ser útiles e independientes.
El estudio de emisiones otoacústicas tiene en el mercado un valor estimado de dos mil pesos. Pero nunca falta en jabón en el sancocho pocos centros disponen de los equipos para realizarlo, sentencia el especialista.
Republica Dominicana, nos dice, tiene cerca de cien médicos otorrinolaringólogos y aproximadamente treinta audiologos, lo que se traduce también en un obstáculo.