
El gobierno de Ortega declaró inaceptable la presencia de ese Grupo de Trabajo para Nicaragua, al que calificó de «Comisión injerencista».
En una declaración, el Ejecutivo nicaragüense atribuyó a ese Grupo de Trabajo haber sido formado y dirigido por Washington, desde la OEA, en su afán «de seguir interviniendo en los asuntos internos de Nicaragua», por lo que, sostuvo, sus integrantes «no son bienvenidos a nuestro país».
