• 23 abril, 2024

Nos acercamos a una ceguera global

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Por Manuel Vólquez

Hace unos días visité el consultorio de una doctora oculista para hacerme un chequeo debido a que mi ojo izquierdo presenta dificultad para ver cosas. Veo borroso y la luna doble. De lejos, veo bien; no así las letras pequeñas de un libro.

La doctora me sometió a un examen poniéndome a leer unas letras de diferentes tamaños, de arriba hacia abajo, donde están las letras muy reducidas. Me probó en los ojos varios cristales, hasta que encontró dos que se adaptaban a mis condiciones visuales, que me permitan leer sin titubeos y absoluta claridad párrafos de cualquier documento.

-¿Cuál es mi situación, doctora-pregunté con ansiedad.

-Tienes miopía. Hay que cambiar los lentes-dijo, mientras escribía en un cuaderno mis datos personales: nombre, edad, dirección y número telefónico.

Me agradó saber que no tenía glaucoma u otra complicación que involucre alguna cirugía. La glaucoma es la enfermedad del ojo caracterizada por un aumento de la presión dentro del globo ocular que causa un daño progresivo en la retina y a veces pérdida de la visión. Recibe su nombre del color verdoso que adquiere la pupila.

Como periodista curioso, aproveché el momento en que la doctora hacía las anotaciones para preguntar respecto a algunas ideas que me surgieron.

-¿A este dispensario no acuden muchas personas a revisarse los ojos?. Pregunto porque veo que mi esposa y yo somos los únicos pacientes que usted tiene en este momento y afuera no hay nadie haciendo turnos para verla.

-No es así. Aquí viene mucha gente, personas de todas las edades: adultos, adolescentes y niños-respondió la galena, agregando que mucha gente está padeciendo de la visión y recomendó comer alimentos sanos que ayudan con la vista.

En medio del conversatorio me explicó que 4 de 5 pacientes (es el 80%) que acuden al consultorio para chequearse. presentan problemas en la vista. En ese lugar se consulta los días lunes y viernes.

Me pareció muy elevado el porcentaje de personas con dificultad visual y se lo comenté. Ella notó mi inquietud al escuchar la cifra, por lo que me dio detalles de lo que está ocurriendo.

-Señor Manuel, en pocos años, veremos muchas más personas con graves problemas de visibilidad-precisó.

Hizo un breve análisis de lo que representa para los humanos la era moderna, con los dispositivos inteligentes como los celulares, la televisión, las tabletas, y otros, que la gente usa las 24 horas del día.

-Las luces de las pantallas de esos dispositivos son dañinas para los ojos. Afectan a todos los que los utilizan. Lamentablemente, no nos podemos desprender de los celulares. Lo aconsejable es usarlos con mucho cuidado-expuso.

Ella tiene razón en lo que comentó. Si las cosas son como lo describe esa doctora (y no lo pongo en dudas), debemos prestar atención porque nos acercamos a una acelerada ceguera global dada la proliferación mundial de móviles de alta gama que, lamentablemente, resultan irresistibles a los ojos de los humanos.

Los celulares, por ejemplo, yo los veo como un mal necesario. Tienen como ventaja que podemos comunicarnos a la velocidad de un rayo a cualquier parte del mundo, ver y tomar vídeos, enviar mensajes, descargar documentos de investigación y subir vídeos a las redes sociales.

Sin embargo, tienen efectos nocivos para la vista, especialmente para los niños pequeños. A esas criaturas los padres irresponsables los han convertido en zombis adictos a esa tecnología. Se los ponen en las manos para tranquilizarlos con música o juegos infantiles protagonizados por animales, sin saber las consecuencias de esas acciones. Con razón veo tantos niños gafas con apenas seis años de edad.

Varias investigaciones han determinado que esos dispositivos perjudican el desarrollo intelectual de los niños, la motricidad, la afectividad y las habilidades sociales, interfiere en el sueño, aumenta la obesidad y la miopía, interfiere en el desarrollo del resto de sentidos distintos a la vista y genera adicción tecnológica. También afecta a los adultos.

Por igual, el uso excesivo de esos aparatos puede causar dependencia y otros trastornos en los adolescentes, como ansiedad, estrés e insomnio, factores que podrían afectar su rendimiento académico. Lo del bloqueo del rendimiento académico es una realidad muy preocupante.

Como van las cosas, en un futuro no muy lejano, veremos a miles de humanos circulando en las calles usando lentes para enfrentar la incontenible degeneración macular relacionada con la edad, como son: Astigmatismo, cataratas, daltonismo, retinopatía diabética y síndrome del ojo seco.

El síndrome del ojo seco ocurre cuando los ojos no producen suficientes lágrimas para mantenerse húmedos o cuando las lágrimas no cumplen correctamente su función. Esto puede hacer que sienta incomodidad en los ojos y, en algunos casos, también puede causar problemas de visión. El ojo seco es común.

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