• 20 abril, 2024

Obama propone plan B para la reforma sanitaria

PE- Parece la historia de nunca acabar. En un último intento por rescatar su plan de salud, Barack Obama propuso ayer un nuevo proyecto de refor sanitaria, que incorpora algunas propuestas conservadoras, en un pulso político con los republicanos que de momento no ceden y han vuelto a pedir a la Casa Blanca que renuncie del todo a su iniciativa.

«Esta es nuestra oferta de salida» para el debate entre los dos partidos que se celebrará el próximo jueves, dijo el director de comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Pfieffer, «hemos hecho lo posible por reducir las diferencias».

La versión de la Casa Blanca unifica los dos versiones del Congreso 

La iniciativa daría cobertura a 31 millones de personas (de los 46 que se calcula que no tienen ningún tipo de seguro) e impondría ciertos límites a los seguros privados, que no podrían subir los precios como lo han hecho hasta ahora, ni rechazar a un cliente ya enfermo. Establecería unas ayudas para que los estados pudieran absorber el coste de la ampliación del programa Medicaid (a los más necesitados) prevista para el periodo 2014-2017. Y no menciona la opción de un servicio de salud pública en la que Obama había insistido tanto en un principio.

El nuevo plan costará algo menos de lo inicialmente previsto, 950.000 millones de dólares para la próxima década (a medio camino de las dos propuestas anteriores), y se parece mucho a la versión que votó el Senado las pasadas navidades, bajo presión del Gobierno que quería acabar con el tema lo antes posible.

Sin «supermayoría»

La elección del republicano Scott Bown al puesto de senador de Massachusetts, el escaño que durante casi medio siglo ocupó el principal defensor de un sistema de salud nacional, Edward Kennedy, echó al traste los planes de Obama. Le hizo perder su «supermayoría» en el Senado (60 escaños) y dejó claro que los electores pedían a Washington que se centrara primero en sacar al país de la crisis.

La iniciativa de ayer precede el debate «con luz y taquígrafos» al que Obama ha emplazado a los republicanos, que se quejan de no haber sido incluidos en las discusiones preliminares.

«Este nuevo trato de los demócratas, a escondidas, propone lo mismo: encarecer los seguros, destruir puestos de trabajo, subir los impuestos y recortar la cobertura médica de los de más 65 años», declaró el líder de la minoría en la Cámara de Representantes, John Boehner. La «cumbre» del jueves, dijo Boehner, «es una tapadera para que los demócratas puedan seguir con sus propósitos partidistas».

Obama no sólo lo tiene difícil con la oposición. En la cámara alta, necesita el voto de 217 representantes pero el nuevo plan no incluye una enmienda propuesta por un demócrata conservador, Bart Stupak, y respaldada por una docena de miembros del partido que limita el uso de fondos públicos para el aborto.

The New York Times subrayaba ayer que la propuesta de Obama significa una pequeña derrota para el presidente por el simple hecho de existir, ya que se comprometió a dejar legislar a los legisladores y a no hacer lo mismo que Bill Clinton, que redactó un proyecto de reforma sanitaria en 1993, sólo para ver cómo era rechazado por el Congreso.

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