• 28 abril, 2024

Pestilencia y putrefacción frente a restaurantes afectan el medio ambiente del Alto Manhattan

Pestilencia y putrefacción frente a restaurantesMiguel Cruz Tejada

NUEVA YORK,- Un penetrante y pestilente hedor, se respira por las noches frente a docenas de restaurantes hispanos, chinos y de comida de otros países, además de pescaderías, pizzerías, delicatesen, bodegas, frituras y otros establecimientos que guardan carnes y desperdicios podridos en bolsas comunes de basura y que amontonan por las noches, en las principales arterias comerciales del Alto Manhattan, con lo que se está afectando el medio ambiente y la calidad de vida de los residentes del sector.

Los putrefactos desperdicios, que despiden un hedor indescriptible, también atraen cientos de ratas, cucarachas y otros bichos, que siguen entorpeciendo la normalidad de la vida nocturna de millares de residentes en una franja tan amplia, que abarca a Hamilton Heights, Washington Heights, Marble Hill e Inwood, hasta Riverdale, en los linderos de El Bronx, sin que las autoridades sanitarias, tomen medidas para al menos reducir la situación.

Los transeúntes, se ven obligados a desviarse de avenidas y calles comerciales, en las que están situados principalmente los negocios en los que se elaboran comidas y algunos de los cuales trabajan 24 horas.

Frente a las pescaderías de esos vecindarios, el hedor es tan fuerte, que se hace insoportable y muchos de los que sufren de enfermedades respiratorias, se han quejado sin éxito hasta el momento.

El Departamento de Salud, que distingue con grados desde la A hasta la C, a restaurantes clásicos y de comidas rápidas después de verificar la calidad de sus cocinas, no ha tomado ninguna medida para que los pestilentes desperdicios, sean colocados en bolsas especiales a través de las cuales, no pase el hedor o que los comerciantes depositen esos restos en contenedores.

Los desperdicios, son recogidos por camiones compactadores de empresas privadas, después de la medianoche de cada día, por lo que los moradores, tienen que soportar la situación hasta altas horas de la noche.

Excepto, los establecimientos con horario de 24 horas, la mayoría con cocina, cierran a más tardar entre 11:00 y 12:00 de la noche, pero los otros, sacan los desperdicios a las aceras y esquinas bien temprano, a la espera de que lleguen los camiones.

Algunos dueños de restaurantes, que declinaron identificarse dijeron que hasta ahora, no hay forma de evitar la pestilencia y que no tienen otras herramientas para guardarlos botarlos, que no sea las bolsas negras plásticas de basura.

Pero, la putrefacción, no sólo emana de los negocios, sino también de más montones de bolsas que los administradores de edificios colocan frente a los inmuebles y en las que muchos inquilinos, meten pampers de bebés y adultos, toallas sanitarias de mujeres, carnes podridas y otros desperdicios que exhalan el mismo hedor.

Las autoridades no han establecido mecanismos para sancionar a los dueños de esos edificios, mientras en las juntas comunitarias de los referidos sectores, el tema ha estado ausente de sus agendas por décadas.

 

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