Ruidos del silencio

Por Maximo Laureano

Mis 36 y los del PLD

A mis 36 años de edad tengo mucho que celebrar, sí, aunque no tengo un cargo público, ni he sido favorecido con el maná del Estado que da la oportunidad de caminar en lujosos vehículos, beber vinos caros, disfrutar de exquisitos platos viajar en un avión de primera clase, llevar los hijos a Disney Word, ser cliente distinguido en los moteles, debo reconocer que  tengo mucho que celebrar en mis primeros 36.

A diferencia de los virtuosos miembros del PLD, que también celebran su trigésimo sexto aniversario y que si disfrutan del maná generado con cada gota del sudor criollo, celebro con la mínima parte de la población que cree en la honestidad de Juan Bosch, pero que no tiene recursos para montar actividades pomposas para recordar la fundación de la organización.

Una fecha tan importantes en la que se inició una transformación y una liberación dominicana, sepultada con la llegada al poder de los discípulos que hoy predican al profesor, cuelgan cuadros para homenajearlo, pero hacen todo lo contrario.

No atacan la corrupción en la administración pública y han llegado a descaro de querer convencer al pueblo de que estos aspectos son normales.

A mis 36 celebró con la minoría que no cree en esas autoridades que apresaron a Sobeyda Félix Morel, para luego colocar anuncios en programas de televisión y ofrecer recompensas para atraparla.

Celebro mis 36 con aquellos que repudian el mucho decir y poco hacer de las autoridades para combatir el narcotráfico.

Celebro mis 36 con los ciudadanos sensatos que están conscientes de que nada se gana con comprar aviones Super-Tucanos, si no hay la voluntad de hacerlo volar para evitar el trasiego de drogas.

Celebro con los que día a día luchan para que sus hijos crezcan libres de la crisis moral y social que arropa a cada sector, sectores vigilados por una Policía viciada y capaz de resolver casos con la creación de fábulas.

Celebro mis 36 con la gente que no coge 100 ó 200 pesos para elegir a un precandidato.