• 19 abril, 2024

Santiago despreciado

santiago-despreciado.jpgPor: Ramón Antonio Veras.
1.- Si no fuera porque he tenido la dicha de siempre vivir en Santiago, me resultaría sumamente difícil comprender que la degradación en que se encuentra mi ciudad hoy ha sido todo un proceso degenerativo, en concordancia con la presencia de la politiquería, y el agrietamiento de la sociedad dominicana entera, como consecuencia del agotamiento de un orden económico infuncional en decadencia.

2.- Si hasta hace varios años la ciudad de Santiago de los Caballeros fue administrada por su ayuntamiento, hoy Alcaldía, con sentido de decencia, honradez y sano juicio; y ahora nuestro medio se ha convertido en un bochorno, la explicación hay que buscarla en el material humano que ha estado dirigiendo el organismo edilicio.

3.- Por el desprecio como la actual Alcaldía de Santiago se comporta ante la basura, el negocio que hace con los espacios públicos; y su tolerancia a la agresión visual; la negociación con el transporte público, su desviación y las franjas; todo esto evidencia que la Alcaldía se ha llegado a formar la idea de que la generalidad de los santiagueros y santiagueras no merecemos consideración y respeto, porque no somos personas decentes, sino gentuzas; un conglomerado de chusmas despreciables; una caterva de tigres y canallas que sólo merecemos movernos dentro de la basura, como los puercos pobres en las pocilgas hediondas; condenados a convivir con la hediondez que hoy se respira en Santiago.

4.- Santiago se siente desconsiderado. La actitud despreciativa de la Alcaldía hacia nuestra ciudad se evidencia sin el menor esfuerzo, pues basta con saber que su parque más céntrico, el Duarte, fue abandonado para que ante el descuido y el desaseo se apoderen del mismo los maleantes, mercaderes, maipiolos, distribuidores de drogas, y delincuentes de todos los calibres.

5- Una comunidad como la de Santiago de los Caballeros, no merece ser degradada como lo está haciendo la Alcaldía, la cual ha procurado rebajar a hombres y mujeres decentes deshonrándoles en forma descarada.

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