• 24 abril, 2024

Sonajero

Grisbel Medina R.

Esa no es la mía

sonajerojpjCon Trujillo era a la franca. Dominicana era su finca, su feudo mulato, la mejilla de su látigo y vasija de su saliva. En la tormentosa Era, el despacho del dictador “era el centro vital de la vida dominicana. Allí, bajo la voz de mando de Trujillo, se resolvían los problemas nacionales y salían todas las órdenes e instrucciones para la administración pública. Trujillo era amo y señor de la vida nacional”, escribió el vasallo, otrora sanguinario y temible jefe del SIM, Johnny Abbes García (“Trujillo y yo”, Letra Gráfica).

Con el Generalísimo, Padre de la Patria Nueva y Benefactor de Ciudad Trujillo,  no había dudas. El Congreso era suyo, como suyas las marchantas de la finca, la niña que violó antes de ser El Jefe y las mujeres propias y ajenas que arrastró ‘obligao’ a su cama. Con Balaguer y sus doce años de garra y espanto, también estuvo claro. No gobernaba el ridículo chivo de San Cristóbal pero sí el hombrecillo de las funditas, amante furtivo de conserjes que parieron sus hijos no reconocidos. Con el hombre del “Vuelve y Vuelve” y “Eso sólo Balaguer puede hacerlo” proliferaron las viudas porque si no estabas de acuerdo…  fuíquiti, desaparecías! Eran los tiempos en que la Constitución era un simple pedazo de papel.

Hoy que cursamos Máster y sopla la “verdadera” democracia, se destapa la pezuña dictatorial de un Congreso, pagado con el dinero mío y suyo que prioriza el provecho empresarial por aquello de que “los ríos, lagos, lagunas, playas y costas nacionales pertenecen al dominio público y son de libre acceso, observándose siempre el derecho a la propiedad privada”. O sea, como predice Riamny Méndez, seremos isleños e isleñas sin mar. Anoten, la Asamblea Revisora de la Constitución se roba  derechos fundamentales.

Ahora nos marean con retórica, se pelean en los medios pero en acuerdos de sala entera echan al piso el trabajo serio para amarrar las chivas de una  Constitución a la medida del interés político partidario con Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado a la cabeza. Sépanlo, en la nueva Constitución, las mujeres no tenemos derechos, somos un número y una vagina administrada por la Iglesia. Además nos arrebatan el derecho de encarar decisiones ilegales e inconstitucionales. Luis Carvajal, lo grito contigo, ¡Esa no es mi Constitución!

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