• 26 abril, 2024

Sonajero

SonajerojpjLa manguera de Romero

Grisbel Medina R.

Advertencia: Apreciada gente asidua a esta esquinita sonajera, no se ilusionen con el estrenado filme de terror, amenazas de muerte, machismo, violación y floreo del diputado perredeísta Julio Romero. La historia de Yuilmi Peguero Alcántara es sólo un caso en la larga lista de conquistas basamentadas en promesas, extorsión, caravaneo y mentiras. La muchacha con dieciocho años que a los dieciseís fue llevada por Romero a una cabaña donde “me hizo mujer”, destapó un secreto a voces, una realidad hecha normal por la odiosa costumbre y las “cosas de hombres”.

El legislador que ilusionó a una muchacha pobre, (de madre costurera y padre sin fortuna), con llevarla a Miami, pagarle la universidad, comprarle ropa, una casa y andar “pa’ donde quiera con ella”, sacó las espuelas del gallo agallú y peliador con corbata e inmunidad legislativa que advirtió a sus “santos” colegas que “se cuiden de las menorcitas”. Pregunta: ¿Y a ellas, quién las cuida de esos turpenes?

El otrora amante que violó, gruñía, golpeaba y amenazaba su víctima con matarla si osaba dejarlo, no irá a ninguna Corte ni sentirá las esposas que increíblemente se “quitó” el ¿secuestrado? Baldera Gómez. El caso no pasará de ser una denuncia acordonada de la misma complicidad que resguardó la descarada risita del senador Alejandro Williams, aquel moreno acomplejado que mandó sus secuaces disfrazados de investigadores a amedrentar periodistas porque acogieron la denuncia de que él lo investigaban en EU por desfalco al Medicare.

A ver, si lo de Williams no pasó de una breve entrevista frente al canuco de Wilton Guerrero (el boca caliente y corajudo banilejo que destapó el CV de la fiesta droguera en su provincia), ¿pretenden que los machitos, colegas de Romero, afilen cuchillo para sus gargantas, en un país donde se saben y celebran las andanzas de titirimundati?. ¿Qué esperar de congresistas que pagan abortos y luego votan en contra de la interrupción terapeútica?

La bravuconería y el pechito parado de los legisladores descansa en el testimonio de un guardaespalda conocido. En una madrugada de alientos me confesó su amargura por el vergonzoso comportamiento de aquellos elegidos por el pueblo ante sus semejantes. Y esa percepción se traduce en el “Yo puedo caer preso y me busco 50 abogados; tengo dinero para eso, pero a ustedes los pueden hallar en un basurero con la boca llena de moscas”, como advirtió Julio Romero a la familia de Yuilmi Peguero Alcántara, madre dieciochoañera de su hijo más chiquito.

No se ilusionen. Lamentablemente el drama no pasará de ser un capítulo congresual del filme criollo protagonizado por el Jefe de la Policía (el mejor actor y relacionista público de todos). Es duro aceptarlo, pero esos bomberos de barrilitos millonarios, trajes caros, queridas e insolentes amoríos, no se pisarán la kilométrica manguera de sus culpas.

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