Sonajero

Grisbel Medina R.

Micrófono

Exceptuando al mandatario cuando primero caravanea en Santiago y luego huye para no referirse, por ejemplo, al caso Torre Atiemar, los micrófonos tienen muchos devotos y cantidades industriales de amigos.
 
Sólo observen el acto social cuando gente que no tiene nada interesante que decir se pela por soplar la almohadilla que también ensalivan los amantes de redundar. Como dice mi camarada Itania María, pero “de pol dió”, si el otro lo dijo primero, cállese, no repita.
 
El martes en la tardecita, a horas de celebrar unos Premios Casandra donde me dio gusto ver a la top model Arleni Sosa vestida de María Montez y Zoé Saldaña (el ayer y hoy del éxito en el cine internacional) y se me aguó la mirada con el honor póstumo a Luisito Martí y Luis Días, escuché a Rafael Corporán de los Santos junto a dos damas hablantes de la Z-101, criticar amargamente y por adelantado la entrega de la estatuilla del  Soberano que a su juicio le darían a alguien que “mandaron a buscar en un avión fletado de México”.
 
El viejo Corpo que hace años auspicia una campaña de cabildeo franco, que tanto  repite el mismito “no me interesa” y se la ingenia para ser incluído entre los “posibles candidatos” a la máxima distinción del ceremonial en honor a Casandra Damirón, roció el fuego de su boca sobre un acto donde él ha recogido tantas efigies casandreras. Haciéndose la víctima y procurando recibir cariños del público “porque lo más importante es el Soberano del pueblo”, el locutor que tiene sus méritos y ha sabido labiar y lavar en aguas partidistas sin guardar la ropa, mencionó (y llamó su compadre) hasta el presidente de la firma empresarial que auspicia el premio organizado por Acroarte.
 
Corporán es un amigo del micrófono a quien le ha faltado un cercano que le aclare que los premios ni se ruegan, ni se golosean. Que el reconocimiento es más provechoso y cae mejor si surge de otro, si emerge de la consideración externa. Una cosa es que estés consciente de tus méritos y otra que presiones para que una entidad te honre. Acroarte (la misma institución forzada por nominaciones, premios y taquillas que hoy está silenciosa, sin cartas de gratitud en la puerta) es soberana de entregar El Soberano. Y esta vez, fue para la prodigiosa bachata. Y, el Casandra, sigue!!!
 
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