• 19 abril, 2024

SONAJERO

Látigo vs compromiso

sonajero jpjGrisbel Medina R.

El niño de siete años lanzado del puente por su padre es una víctima de su progenitor, de su “papi”, de quien debió amarlo, pero prefirió darle a su madre por donde más le doliera, según vaticinó. La infancia y adolescencia utilizada por el narcotráfico para esparcir droga, es víctima de los cerebros del lucrativo negocio que infla ciudades y destroza familias. Esa misma población la engatusan redes de venta y filmación pornográfica que les abusa sexualmente para comercializar imágenes dolorosas.

La niñez y adolescencia obligada a trabajar, a comer polvo de esquinas, condenada a sembrar arroz en parcela ajena y vender su carne, su dignidad y verguenza en prostíbulos de Cienfuegos, son víctimas de la sociedad que les empuja, acorrala y luego pretende multarla con penas adultas.

Un adolescente implicado en la muerte de la joven bancaria desató el nuevo rebú (o, percepción, diría Rafael Núñez, de la Presidencia), desplazando momentáneamente el sancocho Segura-Marranzini y compitiendo de tú a tú con el “jervío” mediático que envuelve al ex gobernador del Banco Central, José Lois Malkun.

Afortunadamente Unicef (entidad autorizada) y personas con dos dedos de frente, equilibran el alboroto de quienes pujan por la modificación del Código del Menor. Entre tanto, alguien se ha preguntado ¿qué damos? ¿nos importan los chicos y chicas de azul y kaki que abandonan la escuela? ¿Cuánta gente de ´bien´ opinó sobre el suero de leche del desayuno escolar? Y los legisladores ¿se interesan por las niñas violadas y embarazadas por sus padres? Una ñapa, ¿qué opciones de progreso hay en los barrios? ¿la fiebre tecnológica del gobierno, alcanza la mayoría? Recuerden lo que recordó el juez de Santiago, Juan A. Rodríguez: Un niño pateado en su casa aprende a patear.

Este argumento valida el círculo de pobreza, violencia, exclusión social, desamparo, dolor, analfabetismo y marginalidad que se repite en cada niño o adolescente implicado en hechos delictivos. En vez de látigo hace falta acción social, cero impunidad y compromiso.

E-mail: sonrí[email protected]

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