• 19 abril, 2024

Terremoto en Italia ha dejado pueblos fantasmas y centenares de supervivientes

fantasmas y centenares de supervivientesArquata del Tronto, (ANDINA),- El terremoto que sacudió el miércoles el centro de Italia, además de causar 241 muertos, según el último recuento, ha dejado auténticos pueblos fantasmas, con centenares de supervivientes que pasaron su primera noche en campamentos para damnificados, prácticamente en vela.

El seísmo, de 6 grados de magnitud en la escala abierta de Richter, casi devastó gran parte del municipio de Amatrice (en la provincia de Rieti, a unos cien kilómetros al noreste de Roma), el más damnificado, pero también afectó gravemente a otras localidades próximas y las infraestructuras de esta zona montañosa en el corazón de Italia.
Es el caso de Accomuli, Illica, Arquata del Tronto o Pescara del Tronto, que presentan un paisaje igualmente desolador, con casas reducidas a escombros, y calles polvorientas y enmudecidas. Técnicos del cuerpo de bomberos recorren las avenidas de Accumoli y fotografían sus dañadas viviendas de piedra. Durante el recorrido se percibe un silencio triste, roto en ocasiones por el sonido de algunos teléfonos móviles proveniente del interior de algunas casas.
Más de 1.200 habitantes de la zona afectada del centro de Italia tuvieron que abandonar sus viviendas por seguridad ya que los desplomes continúan y pasar la noche en campamentos para damnificados.
Han pasado una noche de temblores, en la que la tierra no ha dado tregua y se registraron hasta 300 réplicas de distintas magnitudes.
A Francesco Morelli, de 17 años, que veraneaba en Pescara del Tronto, el terremoto le pilló de paseo con un grupo de amigos, de los cuales tres de unos 14 años perecieron entre los cascotes.
El joven, ahora en un campamento para desplazados en Arquata del Tronto, recuerda a Efe sobre la noche del desastre: «estaba paseando con un grupo de amigos cuando, de repente, se produjo un estruendo y nos encontramos rodeados de polvo y bajo un pánico total».
Una vez que el polvo se disipó, se percató de que tres de sus amigos, «más pequeños, de 14 años» y que de habían quedado más atrás durante el paseo yacían muertos bajo grandes cascotes.   «Cuando el polvo desapareció vi gente corriendo por todas partes y mis tres amigos muertos», cuenta Morelli.

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