
Los insurgentes reprochan al gobierno de Pakistán su cercanía y alineamiento con Estados Unidos en su «guerra contra el terrorismo» y atacan regularmente a las fuerzas de seguridad y los edificios oficiales, pero también, y cada vez más frecuentemente, a civiles, particularmente a los que pertenecen a minorías religiosas como los chiitas.
El balance del atentado de podría agravarse en las próximas horas, ya que había 45 policías en el puesto, según explicó a través de testimonio vía teléfónica el oficial de policía de esa ciudad, confirmando que el edificio «fue totalmente destruido». En Pakistán, los ataques de los talibanes, aliados de Al Qaida, han causado ya la friolera de 3.700 muertos en sólo tres años.
